Por Camila Witt Witt / @camiwittwitt

Decir que es el único ecuatoriano que ha participado en las tres competencias ciclísticas más importantes del mundo bastaría para saber quién es Richard Carapaz. Pero como en todo, aquí hay una historia de esfuerzo, de dedicación, de saber que los sueños solo se construyen metiéndole ñeque.

Hace poco más de un año, despertamos contentos de verlo triunfar en el Giro de Italia. Pero ahora, el ciclismo se inyecta en las venas de todo un país. Aunque no fue el primer lugar, quedar segundo Rey de la Montaña en el Tour de Francia tiene el sabor dulce de la victoria, más aún en medio de esta pandemia en la que todos necesitamos algo que nos llene de ilusión y nos haga creer que esto va a pasar.

Richard sabía que tenía madera para ser el mejor ciclista y desde los 15 años no ha parado de entrenarse, de prepararse, de arriesgarse, de trazar estrategias y de aprovechar cada oportunidad. No le da chance a las quejas porque sabe que la falta de apoyo o financiamiento público para el deporte de alto rendimiento no son más que obstáculos recurrentes adicionales. Hay que vencerlos para seguir. Que los gobiernos locales o el Gobierno central no hayan hecho lo suyo en su momento a él le permitió encontrar en el camino otros aliados que hoy le ayudan a consagrarse, a sus 27 años, como el más importante ciclista ecuatoriano de todos los tiempos.

Carapaz
Richard Carapaz, en uno de sus entrenamientos. Foto: Secretaría del Deporte.

Nació el 29 de mayo de 1993 en la parroquia El Carmelo, de Tulcán, en la provincia fronteriza de Carchi, zona que comparte con el sur de Colombia una relación muy estrecha con el ciclismo. Richard ha dicho varias veces que esta zona es perfecta para entrenarse porque tiene una geografía que pone a prueba a los mejores. En este punto de la cordillera de los Andes se forja el cuerpo y también el temple y la tenacidad que exige la vida en el páramo.

Cuando la ‘Locomotora del Carchi’ ganó el Giro de Italia, lo más sonado en los medios fue la historia llorona de que su pasión por la bici nació de la chatarra, de una bici sin llantas que su papá le había regalado. Pero, más que todo eso, en esta historia hay ejemplo de trabajo y de tenacidad, y no el acostumbrado drama de ser los más pobres, los más desfavorecidos, los que se construyen a espaldas de la buena fortuna.

Desde niño, Richie cicleó por gusto personal, sin pensar que este vehículo sería el que regiría su vida. Fue en la época colegial cuando el exciclista ecuatoriano Juan Carlos Rosero invitó a un grupo de adolescentes de las zonas rurales de las provincias de Carchi y Sucumbíos a probarse. Richard, con la ayuda de su primer entrenador y junto a otras exglorias del ciclismo ecuatoriano, empezó desde esa época a conseguir lugares importantes en los podios de diversas competencias y un cúmulo de primeras veces, todas importantes.

Fue el primer ecuatoriano en competir en la vuelta de España, el Giro de Italia y el Tour de Francia -las tres pruebas más importantes del mundo-, pero para eso recorrió un gran camino antes. En el 2013 ganó el Campeonato Panamericano en Ruta en la categoría sub 23, y para el 2015 ya fue fichado por el extinto equipo colombiano Strongman-Campagnolo, con el que se convirtió en el primer extranjero en ganar la Vuelta de la Juventud de Colombia y una etapa en el tradicional Clásico RCN.

Su paso por Colombia fue tan exitoso que tuvo varias ofertas para contratos fijos en equipos de ese país. Sin embargo, su gran capacidad hizo que su nombre cruzara el Atlántico y que sean equipos europeos los que se interesen por él. Una de esas propuestas fue ir a prueba por tres meses al equipo español Lizarte, con el que logró correr la Vuelta a Navarra, ser el primer ecuatoriano en ganar una etapa en una carrera europea y en alcanzar la primera victoria en Europa.

Carapaz

Vuelta Espa{a 2018 – 73th Edición, 2018. Richard Carapaz. Foto: Luca Bettini/BettiniPhoto Equipo de Prensa Movistar Colombia.

En el 2017 se inició en el equipo de pruebas Movistar Team –en el que ya había participado antes-, donde alcanzó el segundo lugar en la tradicional Route du Sud, en Francia. También fue el primer ecuatoriano en competir en una de las tres Grandes Vueltas, en la edición 2017 de la Vuelta a España, donde fue protagonista de un intento de fuga en una etapa de montaña.

En el 2018 empezó adjudicándose la Vuelta a Asturias, para luego convertirse en el primer ecuatoriano en ganar una etapa en una Gran Vuelta y en vestir la camiseta blanca en 8 etapas como mejor joven del Giro de Italia. Participó por segunda ocasión en la Vuelta de España e hizo su primera aparición en el Mundial de Ciclismo en Ruta de ese año.

En el 2019 consiguió el que hasta ahora es el logro más importante en su carrera deportiva, cuando el 2 de junio se consagró campeón del Giro de Italia vistiendo de rosa en 8 etapas consecutivas, y convirtiéndose en el primer ecuatoriano y en el tercer latinoamericano en conseguir este título.

Y lo del 2020, en medio de una pandemia que ha paralizado al mundo, es aún más grande: Richard Carapaz, el primero de su país en ser parte del Tour de Francia. Y no solo eso, su participación reúne un cúmulo de méritos que lo ubican entre los más grandes ciclistas de todos los tiempos.

Nunca estuvo planeada su participación. Él, mas bien, estaba preparándose para defender su triunfo en tierras italianas. Pero el bajo rendimiento de sus compañeros de equipo le llevó a este otro punto en Europa.

Aunque no llegó a meterse en el top ten, Richie recorrió 3 483 kilómetros en los que arrancó reconocimientos: a lo largo de las 21 etapas del Tour se llevó el premio por ser el más combativo, se subió al podio luego de ganar el segundo lugar en la etapa 16, fue el que más escapadas hizo y compartió la victoria con su compañero de equipo Michał Kwiatkowski, en La Roche-sur-Foron. De hecho, esa, la etapa 18 del Tour, fue la más emotiva, pues nos mostró a ese Richard victorioso y profundamente humano. No cualquiera llega a vestir la camiseta blanca con puntos rojos como Líder de la Montaña. Al final de la competencia, se quedó con el segundo lugar en esta distinción, tras el esloveno Tadej Pogacar, ganador indiscutible de la edición. Sin embargo, todos estos actos hicieron que se ganara la confianza de su equipo, el británico Ineos Grenadiers, que al inicio no apostó todas las cartas por él.

Aunque ahora extrañemos descorchar el champán y brindar por un primer lugar, aprovechemos estos triunfos que nos reconectan con lo bueno, con la esperanza, con esos tiempos mejores que vendrán en medio de una crisis que no pasa y que nos llena de zozobra. Porque siempre encontremos un hermano, un paisano como Richard que nos devuelva la fe.