Por Kankuana Canelos / @Kankuana12 

El 22 de noviembre, se preestrenó Kanua Festival Flotante de Cine Amazónico, en el centro turístico comunitario Sinchi Warmi, de la parroquia Misahuallí, en Napo. Este evento fue organizado por Tawna, un colectivo de cineastas amazónicos, y Kara Solar, organización que trabaja con energía solar en el territorio achuar. 

El evento contó con la participación de representantes de organizaciones indígenas, la guardia indígena Yuturi Warmikuna, directores y directoras de documentales que se proyectaron en el Festival, y medios de comunicación nacionales e internacionales. Aquí, se presentó el plan de actividades a realizar durante el recorrido por las siete comunidades kichwa, shiwiar y achuar de la cuenca de los ríos Bobonaza, Pastaza y Kapahuari.

Después de una rueda de prensa, los asistentes acompañaron la despedida de la canoa solar bautizada con el nombre de Apup, que alude al delfín rosado, en lengua achuar,  y que llevó de puerto en puerto las películas del festival Kanua. El delfín rosado es una de las especies que habita en el río Kapahuari. El transporte con energía solar llama a tomar conciencia sobre la conservación de los seres que habitan en los ríos amazónicos.

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Inauguración y despedida de Apup, canoa solar, en el centro turístico Sinchi Warmi, en Misahualli. Foto: Tawna.

Milena Piaguaje, de la comunidad Secoya Remolino, de la nacionalidad Siekopai, es la directora del corto ‘La memoria de las manos’. La pieza audiovisual dura cerca de tres minutos y muestra a una joven llamada Helena, que cuenta cómo aprendió a tejer la shigra (bolso) a través de su abuela. “Es muy importante contar estas historias porque se están perdiendo las memorias de nuestros abuelos”, dice Piaguaje

La joven siekopai es parte de la productora Gente de Río, creada aproximadamente hace 3 años. Jóvenes mujeres de las nacionalidades siona, siekopai y cofán conforman el colectivo. 

En la noche del preestreno del festival Kanua se proyectaron cuatro películas. Una de ellas fue ‘Manu’, un documental del álbum visual del compositor Bryan Senti. Esta obra invita a conocer el paisaje geográfico de las regiones del Ecuador y cómo muchos lugares remotos u olvidados son afectados por los cambios del clima y la creciente violencia. 

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Miembros del Pueblo Kichwa de Sarayaku, en la noche del estreno del festival Kanua. Foto: Tawna.

El festival Kanua estuvo dirigido a las comunidades indígenas. Las funciones eran aptas para todas las edades. Hubo programación para niños durante los dos días que el Festival estuvo en cada comunidad. «Tratamos de que sea como la magia del cine y al aire libre”, dijo Boloh Miranda, parte de Tawna.

Angel Wasump es el capitán del bote Apup, y como tal, estuvo a cargo de llevar las películas por vía fluvial, durante los 14 días de viaje, acompañado de otros miembros de la organización.

Se proyectaron 29 películas de ficción y documentales, cortos y largometrajes, realizados por cineastas indígenas de países de toda Abya Yala, como Ecuador, Colombia, Bolivia, Brasil, Venezuela, Perú, Panamá, Chile y México. A través de estas producciones las comunidades intercambiaron saberes y conocieron culturas y realidades que atraviesan los distintos pueblos del continente.

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Boloh Miranda, miembro de Tawna, en la práctica del taller de cine, enseña el uso de la cámara a una compañera de la comunidad Teresa mama. Foto: Tawna.

Kanua también ofreció talleres de cine. “Vamos a dar taller de cine para que sigan saliendo nuevos creadores, nuevos soñadores que empiecen a escribir sus guiones desde las comunidades”, dijo Sani Montahuano, cofundadora de Tawna. 

Tawna, un colectivo de cineastas amazónicos y quiteños, se conformó en 2017, con el fin de producir narrativas propias desde sus territorios, con sus propias formas de sentir y ver ese otro mundo que sueña y se conecta de manera distinta con la selva. 

Desde el 2016, Kara Solar construye canoas solares en la comunidad achuar Sharamentsa, en Pastaza. Estas son una alternativa a la conservación de los ríos. En la actualidad, en las comunidades amazónicas se vive el auge del uso de una gran cantidad de motores fuera de borda y peque-peque, que funcionan con gasolina. El objetivo del uso de las canoas solares es cuidar los ríos y los seres vivientes que habitan en ella. 

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Apup, la canoa solar, navega con el equipo del festival Kanua las aguas del río Bobonaza. Foto: Tawna.

Miembros de la comunidad dan mantenimiento a las canoas, brindan capacitaciones y hacen servicio comunitario. Kara Solar ha construido ocho centros solares entre Ecuador, Perú y Surinam. Son instalaciones de paneles solares y recarga de energía para las embarcaciones que funcionan con electricidad. En la Amazonía ecuatoriana, Kara Solar tiene cinco canoas. Estas han hecho más de 300 viajes por los ríos Pastaza y Kapahuari, atendiendo a cientos de familias achuar y transportando a estudiantes o a familias que salen a la ciudad.

Oliver Utne, director ejecutivo de Fundación Kara Solar, considera que las comunidades deben cambiarse al transporte solar porque es más económico y la energía puede producirse en el territorio. “Una vez instalado, no genera costos. Eso puede ser transformacional para las comunidades, porque al tener su propia energía y medio de transporte, no necesitan tener ingresos económicos generados con actividades que dañan el territorio, como sacar madera o ganadería”, dijo.

El 24 de noviembre, el festival se estrenó en el Pueblo Kichwa de Sarayaku. Allí se realizaron talleres de cine y de energía solar. Los organizadores enseñaron cómo funciona este tipo de energía, cómo hacer conexiones y usar herramientas básicas. Kara Solar busca implementar este sistema en dicha comunidad. 

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Intervención de Samai Gualinga, vicepresidenta del Pueblo Kichwa de Sarayaku, en la noche del estreno del festival Kanua. Foto: Tawna.

Se proyectó, además, una serie de cortometrajes, entre esos, ‘Yoco’, realizado por Nixon Andi, del pueblo A’i Cofán de Sinangoe, de Sucumbíos. Yoco es una bebida medicinal que se comparte durante las madrugadas para contar sueños y problemáticas que atraviesa la comunidad. Para Nixon, ha sido importante realizar este cortometraje, porque cuenta la lucha de su pueblo contra las mineras.

Después de su paso por Sarayaku, las comunidades Teresamama, Montalvo, Kapirna, Tinkias, Kapawi y Wayusentsa acogieron a Apup. Además de la selección oficial de películas, se proyectaron cortometrajes producidos durante los talleres dictados por el equipo organizador. Mujeres, niños, niñas y jóvenes de las comunidades contaron historias audiovisuales sobre cantos y otros temas culturales y cotidianos.  

El 6 de diciembre fue el último día del festival, en la comunidad achuar Wayusentsa, ubicada en la frontera entre Ecuador y Perú. Ahí se proyectaron películas como ‘Casete Rojo’, realizada por Víctor Bastidas. Esta pieza habla de una niña llamada Silvina, que busca romper la burbuja que encierra a ella y a su padre, a causa de un duelo que atraviesan. En esta comunidad también se entregó e inauguró una canoa más. 

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Póster de Un día de cumbia, película que trata sobre las memorias del pueblo Awajun de la Amazonía peruana, realizado por Teo Belton y proyectado en Sarayaku. Foto: Tawna.

Foto de portada: Mujeres de la comunidad kichwa Teresa mama, de la ribera del río Bobonaza, en la noche de cine del festival. Foto: Tawna.


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