Por Natalia Tamayo / @ntamayo09

Las autoridades ecuatorianas informaron que hasta el día de publicación de este análisis, se han registrado 29 538 casos COVID-19 en el país. La enfermedad se ha cobrado la vida de 2 876 personas, entre casos confirmados y probables contagiados.

Pero, los datos oficiales contrastan con las estadísticas del Registro Civil. Entre marzo y abril del 2019 fallecieron 12 557 personas. En este año, en ese mismo período, fallecieron 21 977 personas, de las cuales 12 876 fueron de Guayaquil. Ahí se encuentra la explicación del colapso del sistema sanitario y funerario local.

El aumento de decesos habla también de la inequidad en las condiciones de vida de una ciudad  -cuyo modelo de gestión asumen las autoridades como exitoso-, y de la ineficiencia gubernamental y local para el manejo de la crisis sanitaria.

Los impactos económicos y sociales reales aún están por verse. Se teme el peor de los escenarios: sin ingresos posibles, con el precio del petróleo en descenso -del cual Ecuador depende casi en su totalidad-, con la economía en recesión y con tramas políticas que limitan la posibilidad de acuerdos y la adopción de políticas públicas que procuren un beneficio social.

Las secuelas de esta catástrofe se diseminarán en varios sectores productivos. Uno de ellos es, sin duda, el de los medios de comunicación, en donde aquellos que avanzaron en sus procesos de convergencia digital y han amortizado la inversión de tecnología y capacitación, enfrentarán en mejores condiciones la ola fatídica que se cierne.

Coincidiendo con el Día Internacional de la Libertad de Prensa, este artículo presenta un análisis preliminar de los escenarios que tienen los medios impresos  ecuatorianos en el contexto de crisis, tomando como referencia a cuatro cabeceras: El Comercio, Expreso, El Universo y El Telégrafo.

Globalización informativa y rentabilidad

Asistimos a un proceso de profundización del mercado global de información. Periódicos como El País, de España, el Washington Post o el New York Times, El Clarín, de Argentina, marcan tendencias no solo informativas, sino también en la gestión de contenidos y en la supervivencia económica de esas casas editoriales.

Los medios internacionales, más que los nacionales, se encontraban en pleno proceso de cambio de modelo económico, en el tránsito de la ecuación publicidad+suscripción+voceo, que sostenía la producción informativa en papel, hacia el pago por contenido que sustenta la producción informativa digital. La comunicación multiformato, hipertextual e inmediata requiere altos costos para cubrir la fórmula tecnología+recursos humanos altamente capacitados.

El modelo de negocio tradicional de los medios impresos está agotado. Los ingresos por venta de impresos y publicidad difícilmente cubren los costos necesarios para la producción digital. El reto de los medios digitales globales es encontrar un esquema que permita recuperar la inversión y obtener rentabilidad al mismo tiempo que información a una audiencia múltiple y deslocalizada.

El paso definitivo al muro de pago, que era la apuesta de los medios digitales, ha sido retrasado por la pandemia mientras se promocionan suscripciones diarias, semanales o accesos diferenciados del modelo pague por leer.

La necesidad informativa de una comunidad confinada que busca periodismo confiable y no fake news obliga a los medios a liberar contenidos aunque no facturen por ello, y a enfrentarse a una paradoja: sus lectores aumentan mientras sus ingresos se reducen.

El País, que retrocedió en su decisión de cobrar por acceso -a inicios del 2000- nuevamente ve torpedeada su intención prevista para el 2020, gracias a un acuerdo con otros medios impresos para funcionar en similares características.

El New York Times, otra cabecera que promueve el pago por lectura, posterga su proyecto y libera información para el mercado latino en espera de conquistar audiencia.

La premisa es que la empatía con los ciudadanos redunda en fidelidad y credibilidad, puntales del capital simbólico de los medios, que podría proporcionarles ingresos futuros por publicidad o suscripciones. Sembrar para cosechar.

Durante la cuarentena, la sostenibilidad económica de los medios ha sido tema de preocupación al constatar despidos en medios como El Universal, de México, o Prensa Libre, de Guatemala, y muchos otros cuyo esquema productivo prioriza la impresión en papel y cuyos contenidos son, fundamentalmente, para audiencias locales.

Tras el confinamiento habrá que ver si la venta de impresos se recupera, caso contrario, no solo la venta de papel sino el voceo en la calle peligran, generando un efecto colateral sobre quienes viven de esta actividad.

Con las audiencias acostumbradas a leer de manera libre y gratuita en la red es poco probable que se opte por pagar para leer contenidos una vez que pase la pandemia.  Si la publicidad digital no llega a ser considerable, los medios globales enfrentarán una crisis que puede ser letal.

El mercado ecuatoriano

La búsqueda de un nuevo modelo de rentabilidad también es un reto para los periódicos en Ecuador. Algunos medios entendieron que su supervivencia estaba supeditada a la gestión de contenidos para la web –diversos productos, varios enfoques, análisis imágenes, vídeos-  a riesgo de enfrentar una triple competencia: con sus colegas impresos; con las estaciones de radio y televisión, y con la información generada por los ciudadanos en tiempo real y de manera individual o colectiva.  

La fortaleza de los medios -y su debilidad- refiere a quienes apostaron por la convergencia digital, al tiempo en que lo hicieron y a las prioridades que establecieron en su política informativa.  

Ahora se enfrentan al repliegue informativo que implica aligerar la producción noticiosa –en cantidad o profundidad-, reducir costos administrativos y nómina.

Analizando algunos de los medios impresos locales, vemos que  El Comercio, matutino quiteño, viene ejecutando el cambio de su esquema productivo tradicional al digital. Un poco tarde, si se compara con medios internacionales, pero líder en el escenario nacional. La producción informativa está diseñada para diferentes canales, diferenciando lo impreso de lo digital; con fuentes locales –la Cadena Radial Ecuadoriado- presenta una visión nacional; programa emisiones streaming de programas especiales para entregar a su audiencia nuevos elementos sobre una noticia publicada o en desarrollo.

Tras la venta del periódico a una empresa mexicana, la información se complementó con una estación televisiva que le ha permitido reforzar la comunicación mutiformatos. Asumiendo que el mercado informativo es uno solo, entregan a su audiencia eventos noticiables, de análisis, debate y seguimiento, a través de todos sus canales: radio, prensa, televisión y redes.

Este proceso productivo demanda fuerte inversión en capital y capacitación, rubro en el cual el periódico ha emprendido planes para convertir a sus periodistas en profesionales polivalentes capaces de transmitir en cualquier canal.

Con la inversión por el cambio tecnológico amortizada, la necesidad de recursos, sin ser tan exorbitantes, colocan a El Comercio en otro nivel de supervivencia. Su necesidad de ingresos será la constante y el camino hacia el pago por leer un imperativo, más aún con la caída de la publicidad impresa y digital.  Sin embargo, su trayectoria, su gestión informativa, le permitirán mantener la audiencia, aunque no se escapará de ejecutar recortes presupuestarios.

El Universo, de Guayaquil, tiene su propia historia. Desde el 2011 emprendió una confrontación con el gobierno de Rafael Correa que terminó en juicio, una condena de 80 millones de dólares, un perdón presidencial, el abandono del país del exeditor Emilio Palacio y, recientemente, una sentencia de la Corte Interamericana de Justicia que dictaminó a favor del periódico.

Incidente de orden político y legal, colocó al matutino guayaquileño como protagonista de la información y el vector de imparcialidad informativa fue cuestionado por unos y apoyado por otros.

En medio de esa disputa de casi una década, el proceso de cambio del periódico no ocurrió con la celeridad necesaria para convertirse en la vanguardia periodística. Ahora, con la pandemia, su estado es vulnerable, como lo evidencia el despido de 150 empleados, entre periodistas y personal administrativo, ocurrido el 20 de abril pasado.

Si bien el diario desde hace varios años apostó por la edición on-line, la pauta ha sido vaciar el contenido impreso a la red y una pequeña proporción de contenidos para la web y las redes sociales. El periódico asumió la web como una extensión del impreso sin medir el peso que la inmediatez y la hipertextualidad tienen para las nuevas audiencias.  

Expreso y el Extra, rotativos guayaquileños de la misma casa editorial, el uno de corte tradicional y el otro destinado al consumo popular, presentan datos diferentes.

Estos medios transitaban un doble proceso de cambio. En primer lugar, la gestión informativa, más cercano al modelo aplicado en algunos medios de España, en donde los periodistas proponen temas con miradas y enfoques innovadores y tras un proceso de selección editorial, que tiene que ver con la actualidad informativa y la necesidad de su audiencia –monitoreada estadísticamente- se dirime si publican en el impreso o en la web.

En segundo lugar, su proceso de convergencia al mundo digital no les tomó desprevenidos. La innovación posiblemente recae en el hecho de que para mejorar el contenido de su portal emprendieron alianzas estratégicas con expertos audiovisuales y sectores de la academia, e incorporaron los pronunciamientos ciudadanos que, luego de un proceso de verificación y contraste, constituyeron materia prima para trabajar en investigación y reportes especiales.

A estas consideraciones deben sumarse tres elementos: primero, el constante seguimiento a una audiencia base definida para procesar sus reclamos, entender sus necesidades y ofrecer respuestas a sus inquietudes. Segundo, el criterio de productividad+competitividad+rentabilidad que se expresa con la entrega de un reconocimiento monetario trimestral al periodista en función de la importancia y el impacto que ha causado la información publicada por él. Tercero, el acercamiento a los medios comunitarios y la información transmitida por los ciudadanos para generar una sinergia informativa.

Un elemento que ha jugado a su favor ha sido la identificación y el reconocimiento de sus periodistas con la audiencia.  Alejados del formato impersonal que antepone el nombre del medio al ejercicio periodístico, algunos periodistas de este medio guayaquileño han hecho de su nombre casi una marca profesional, como en el caso de Blanca Moncada, nombre de referencia sobre la crisis sanitaria en Guayaquil.

El Telégrafo, diario público, afronta una severa crisis económica y de contenidos. Absorbido por el Estado tras la crisis financiera de inicios de siglo, ha transitado de ser un medio público a uno gubernamental. El desafío de diferenciar las dos vertientes informativas ha sido uno de los mayores retos que enfrenta el rotativo mientras se enfrenta a una suspensión de los impresos y a una eventual liquidación.

 Sin un proceso real de convergencia, se ha mantenido volcando la información del impreso a la web y generando algunos productos específicamente para la red. En las condiciones actuales de crisis económica, la situación de este rotativo es aún más crítica, si se toma en cuenta las intenciones gubernamentales de suprimir los medios públicos.

La producción de contenidos

Ahora que Ecuador -y Guayaquil, en particular- se encuentra en la retina mundial, es necesario acercarse a la producción de contenidos de los medios locales y su cobertura sobre la crisis sanitaria.

La pregunta de fondo es ¿por qué solo un periódico se ubicó como fuente de información internacional para referirse a la epidemia y a la gestión de cadáveres en la ciudad? La respuesta se encuentra en la cobertura de la crisis y en la gestión informativa.

Analizando los dos medios locales, las diferencias empiezan desde el cabezote. El Universo se denomina el mayor diario nacional y tiene una sección llamada Gran Guayaquil, desde la cual se informa sobre la ciudad y las poblaciones adyacentes. Expreso, en cambio, se identifica como un diario de la ciudad. Estas diferencias hacen que el enfoque del primero sea una panorámica del país, en donde su localidad tiene mayor énfasis, mientras que el segundo entiende una lógica inversa: desde la localidad hacia el resto de la geografía nacional.

El otro tema es la interpelación al discurso de modelo exitoso esgrimido por el exalcalde Jaime Nebot y la actual alcaldesa Cynthia Viteri. ¿Cuál era la disyuntiva de los medios a la hora de presentar el manejo de cadáveres en la ciudad? El número de cuerpos sin vida, las imágenes de los ciudadanos, los videos viralizados desbloquearon la percepción de que se trataba de fake news elaboradas, en su mayoría, por trolles manejados por grupos afines al expresidente Rafael Correa.

La respuesta de los medios impresos a esta disyuntiva marcó la diferencia, precisamente por la gestión informativa levantada por Expreso, al establecer un hilo de Twitter en el que se recopiló y contrastó los datos que los ciudadanos enviaban sobre el deceso de sus seres queridos, cuyos cuerpos no habían sido recogidos por los servicios sanitarios.

Sin embargo, la gestión de ese periódico con ese evento no justifica que todos miraran hacia este matutino. Consultada al respecto, Blanca Moncada señaló que desde hace un lustro el periódico profundizó el sentimiento de localidad, se adentró en barrios y ciudadelas de la ciudad para receptar el sentir y las necesidades de los ciudadanos. Dijo que se monitorea la tendencia de aceptación de la información en los barrios y se actúa sobre ello. Desde esa perspectiva, sin importar si el modelo de la ciudad es o no exitoso, se han concentrado en brindar respuestas a los problemas de la ciudad mediante un trabajo conjunto con actores políticos, sociales y la academia.

Blanca dijo, además, que no se descartó la información viral que llegaba a la sala de redacción, sino que, por el contrario, se realizó un trabajo de acercamiento a esas fuentes para contrastar veracidad y dar voz a los ciudadanos. Paralelamente, se generaron talleres de periodismo ciudadano y verificación de noticias, abiertos al público. Así, pasaron a concebir la fuente de información, que una vez validada, se incorporaba en el proceso informativo.

Es muy probable que ese accionar haya redundado en el reconocimiento de su audiencia, pues la convirtió en una fuente creíble para los medios internacionales.

Por otro lado, la cercanía del proceso electoral del 2021 y la reciente crisis política del país –sobre todo en octubre pasado- afectó el enfoque periodístico no solo de El Universo, sino de otros medios impresos de comunicación que centraron su atención en la sentencia al expresidente Correa, el juicio penal a los dirigentes indígenas de las protestas, figuras que cuentan con alta aceptación electoral, según las encuestas locales. Esa premisa, más la intención de no dañar la imagen de la ciudad, contribuyó a que no se midiera la magnitud de los acontecimientos, y a que la información no adquiriera ni la relevancia ni la profundidad que el caso ameritaba.

Conclusiones

1.- El modelo de negocio de los impresos publicidad+suscripción+voceo, que ponía como centro de la producción a los medios impresos, ha fenecido. Los medios tienen la imperiosa necesidad de encontrar una fórmula financiera que permita rentabilizar la producción informativa digital.

2.-  Los medios impresos nacionales deberán reconocer que su producción se realiza en un mercado de información en donde la presentación de hechos noticiables se transmite por diferentes canales: radio, tv, prensa, web, vídeos y redes sociales. Cada uno de ellos, aunque se pueden acoplar para brindar mayor cantidad de contenidos, debe tener un carril diferenciado de producción que tome en cuenta  formatos, tiempos y audiencias. No es lo mismo una información para Instagram que otra para Facebook.

3.- Los medios impresos que apostaron a la convergencia digital antes de la pandemia tendrán mejores condiciones de sobrevivir a la crisis económica, porque sus inversiones en tecnología, recursos humanos y capital, se encuentran medianamente amortizadas. Para quienes deben enfrentar el reto del cambio tecnológico en esta coyuntura, el panorama es desalentador.

4.-  El éxito de diario Expreso como referencia de gestión informativa a escala internacional da pautas de que no solo es importante estar digitalizados, sino establecer políticas editoriales para la web que incorporen otros elementos a los procesos diarios de la información: estadísticas, impacto, repercusión en redes, etc, con una política informativa que prioriza la comunidad, lo local. En un mundo globalizado, en donde las informaciones internacionales se encuentran en los portales de otros países, que aún son de libre acceso, lo único que hace particular a un medio es responder a su audiencia, a sus suscriptores, a sus lectores.  


Natalia Tamayo Cruz es economista. Tiene estudios de posgrado en Políticas Públicas para Internet y es Máster en Historia. Candidata a doctora en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla. Ha dirigido los Centros de Documentación de El Comercio, Expreso y El Universo. Primera Directora de la Biblioteca de las Artes. Investiga sobre medios de comunicación y sistema político. Docente de la Universidad de las Artes.