La Barra Espaciadora / @EspaciadoraBar

El ser humano es, por naturaleza, un animal de movimientos, un ser trashumante. Aun en períodos considerados de sedentarismo, a lo largo de la historia, los humanos buscamos juntarnos, estar activos, trasladarnos de un lugar a otro e intercambiar gestos, acciones, objetos, complejas experiencias con nuestros semejantes. Por eso, una etapa prolongada de aislamiento puede poner en riesgo nuestra salud mental y deja aflorar algunas emociones contenidas.

La psicóloga clínica y cantante Lourdes Lalama, por ejemplo, sugiere incorporar en nuestras rutinas en aislamiento la meditación. Volvernos conscientes de nuestra respiración, de los latidos de nuestro corazón, nos permite «aquietar el cuerpo y comenzar a visualizar», dice esta educadora quiteña especializada en psicoterapia para adolescentes y adultos. En efecto, muchos expertos de todo el mundo concuerdan en que la meditación permite que el cerebro produzca los químicos necesarios para estar tranquilos, vivir conscientemente y en el presente.

Cuando La Barra Espaciadora buscó al novelista y psicoterapeuta gestáltico guayaquileño Adolfo Macías Huerta, para consultarle sobre el cuidado de la salud mental durante esta temporada en cuarentena, respondió: «La reducción de la ansiedad se consigue trabajando el aspecto fisiológico y el aspecto psicológico de la misma. Cada uno, por separado es insuficiente». Estas son sus recomendaciones:

Técnica corporal

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En caso de emergencia: Cuando la ansiedad sube, tendemos a hiperventilar y reducir nuestra carga de anhídrido carbónico en la sangre. Para volver a elevarlo, podemos respirar el aire dentro de una bolsa de plástico hasta calmarnos.
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Si la ansiedad a causa del encierro y de la incertidumbre por el futuro se torna recurrente: Es aconsejable recibir masajes profundos, con movimientos lentos y circulares alrededor de las articulaciones y en los músculos tensos. Quien brinda el masaje debe evitar provocar dolor a quien lo recibe, pues eso puede aumentar tensiones. La persona que recibe el masaje nos dirá lo que se siente bien. Quien recibe el masaje debe respirar lenta y profundamente al inicio, hasta adormecerse y relajarse totalmente. Si suelta el llanto, animémosle a dejarlo salir.
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Ejercicio preventivo offline: Trotar todos los días a buen ritmo, en el mismo sitio. Mientras lo hacemos, el cortisol, la adrenalina y otras sustancias relacionadas con la ansiedad son evacuadas más rápidamente por el organismo hasta calmarnos. Hagámoslo durante 20 minutos, al menos, aunque lo ideal son 30 o 40 minutos, hasta sentir que el calor emana de nuestro cuerpo y sudamos. Luego de esto viene bien recostarnos y relajarnos profundamente, liberando nuestra mente de cualquier pensamiento o preocupación.
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Ejercicio preventivo online: Busca en internet un programa de yoga para principiantes y sigue las instrucciones del video, diariamente o pasando un día. Es importante mantener una respiración lenta y profunda, sintiendo el cuerpo y disfrutando, en cada movimiento, tanto de la tensión como de la distensión o relajamiento posterior. La respiración debe ser lenta, siempre lenta y profunda, sintiendo al exhalar una liberación y alivio que invitan a soltar el cuerpo. (Ojo: mientras hacemos cualquier tipo de trabajo corporal, nuestra atención debe estar enfocada en disfrutar del ejercicio, olvidando cualquier otro pensamiento. Es una especie de borrador mental. Debemos desconectarnos de todo pensamiento y fantasía. La música es, para muchas personas, de gran ayuda).
Estrategia alternativa al yoga: Busca la música que te gusta y baila sin ningún esquema. Hagámoslo solo por el placer de movernos y de sentir la música. No es importante cómo te ves, sino cómo te sientes. Exploremos movimientos amplios del cuerpo, rotando las articulaciones y estirándonos en todas las direcciones, como hacemos naturalmente al desperezarnos.

Técnica psicológica

Esta técnica se combina con la anterior y parte de tomar conciencia de nuestros hábitos mentales. La ansiedad se alimenta de pensamientos intrusivos o fantasías catastróficas sobre el futuro, cosas que podrían suceder pero que no movilizan ninguna conducta reguladora o preventiva, sino un estado de ansiedad difusa y muy dañina para la salud. La técnica psicológica tiene cuatro aspectos:

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Compartir nuestras emociones con otros. Es importante escuchar y ser escuchados. Cuando escuchas, la clave de este compartir emocional radica en no dar consejos, no regañar al otro ni sermonearlo, solo entenderlo y aceptarlo, hacerle sentir que estamos a su lado cuando nos necesite.
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Definir los problemas concretos relacionados con la economía, la supervivencia y el trabajo, y lo que puedes hacer para superarlos. Que tu mente no se enfoque en lo que no tiene solución. Diseña un plan y cumple con él.
Resuelve tus pendientes emocionales con las personas queridas. Usa terapia en línea, de ser posible. Si no, al menos sincérate y recuerda: no has venido al mundo a cumplir con las expectativas del otro, ni el otro las tuyas. Cada persona es libre de vivir su vida de la manera en que pueda satisfacer sus deseos y conseguir más realización para su ser, sin hacer daño a los demás ni manipularlos. Sé tú mismo y deja al otro ser quien es.
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Ser creativos ante las circunstancias nuevas, abrir nuestra mente a nuevas posibilidades de acción. Un ejemplo de esto es la gente que empieza a hacer teletrabajo por primera vez en su vida. Plantéate de qué manera el mundo de la pandemia es para ti una oportunidad de descubrir y desarrollar nuevas actividades o replantear tu anterior actividad dentro de las nuevas circunstancias.
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Juega un juego de mesa, disfruta de cocinar en familia o en pareja.

Otras técnicas

Lourdes Lalama también nos recomienda:

  • Tomar un par de siestas de 30 minutos por día, «para recoger tu propia energía».
  • Leer, porque «la lectura ayuda a activar los dos hemisferios del cerebro y a nivelar la producción química natural», hasta reuperar la sensación de comodidad, el apetito y el sueño.
  • Limpiar tu espacio: la habitación, la casa, el escritorio, porque «limpiar tu espacio es también limpiar tu propia casa interior, que es tu cuerpo y tu mente».

Ilustraciones: Jonathan Venegas.