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El coronavirus Covid-19 es un portador de lecciones profundas para la humanidad entera. Algunas de esas preguntas que evitamos hacernos a diario, víctimas del vértigo y del egoísmo, nos dan pistas: ¿estamos listos los seres humanos para enfrentar períodos de aislamiento?, ¿cómo combatimos episodios de ansiedad o depresión mientras nos resguardamos en casa para evitar contagios?, ¿habíamos pensado antes en quienes padecen diagnósticos de depresión o ansiedad?, ¿qué hacemos todos como sociedad para cuidar de los más viejos?

Al inicio de una etapa de cuarentena y aislamiento, es necesario que evitemos la angustia, la depresión, el miedo, la preocupación y, eventualmente, el pánico que puede devenir en trastornos del sueño, ira, agotamiento o sensación de soledad. Pero, ¿cómo?

Beatriz Narváez -especialista en Neurología y Medicina Interna y jefa del servicio de Neurología del Hospital Militar, de Quito, advierte que la incertidumbre sobre cuánto durará el período de aislamiento dispuesto por las autoridades podría incrementar la ansiedad en personas que ya la padecen, pues es posible que sobrevengan sensaciones de frustración cuando el aburrimiento aumente y la medida se prolongue. “El estrés agudo y el estrés postraumático pueden durar meses”, dice la especialista. Por eso es aconsejable ocuparnos en tareas continuas y enterarnos de todo lo que ocurre allá afuera.

Pero, ¡cuidado! Otro factor que incrementa la ansiedad es la difusión y el consumo de información falsa. Por eso, Beatriz recomienda “mantenerse bien informados y en contacto con familiares, amigos o vecinos, mediante medios digitales con información veraz”.

Recomendación:

La desinformación es un detonante de ansiedad. Pero el exceso de información también puede afectar nuestras emociones. Por eso, es recomendable mantenernos bien informados acudiendo a medios de prensa solo en ocasiones determinadas durante cada día. Asegurémonos siempre de que sean medios que gocen de credibilidad y aprendamos a verificar que la información que nos dan es transparente y contrastada, elaborada por periodistas y no por personas que defiendan intereses personales. ¡No compartas nunca información no verificada!

Covid-19

El brote del Covid-19 nos obliga a devolver la mirada a muchos de nuestros padres y abuelos, a quienes buena parte de la sociedad les da la espalda. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente un 15% de los adultos de 60 años o mayores sufren algún trastorno mental, y entre 2015 y 2050 la proporción de la población mundial mayor de 60 años se multiplicará casi por dos, pasando del 12% al 22%. Esta proyección implica que -más pronto que tarde- tendremos que revisar profundamente nuestras proyecciones y prácticas productivas pues, como especie, no contaremos con las mismas capacidades físicas ni económicas para sostener a un sistema voraz e inhumano que desecha lo que no le es útil.

Francisco Prado Saona -músico y psicólogo clínico, analista junguiano miembro de la Fundación Carl Gustav Jung del Ecuador- dice que las terapias online son una gran alternativa para atender a muchos adultos mayores que dependen de ese tipo de asistencia. “Esta pandemia es una gran lección para la ciencia, para la salud pero sobre todo para la humanidad -dice Pancho Prado-; es impresionante cómo el ser humano no se deja enseñar por las crisis”.

Beatriz Narváez aconseja cancelar todas las consultas médicas para pacientes de la tercera edad con enfermedades crónicas, que no requieran de tratamientos agudos, y en su lugar asignar a una persona para sus cuidados directos. Además, cree que es indispensable mantenernos bien abastecidos de insumos sanitarios y productos básicos, y, principalmente, “de los medicamentos necesarios para sus enfermedades de base, para que esto no les cause más angustia”.

En personas de la tercera edad -dice la psicóloga clínica Daniela Moreira-, el apoyo familiar “es una conciencia que se debería crear”, y Beatriz le da la razón cuando explica que este grupo vulnerable de la sociedad “tiene más probabilidades de enfermar pues su sistema inmunológico es más débil”. Para esta catedrática de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, en situaciones como esta la depresión y la ansiedad tienden a aumentar y es por eso que los hogares de ancianos también deberían tener sus protocolos para estos casos.

Lo que el mundo decida ahora para los más viejos es lo que decide para el futuro de los que ahora son más jóvenes. Y el tiempo es un parpadeo.

Recomendación:

Si tenemos a una persona mayor en nuestra familia, deleguemos a alguien que no pertenezca a un grupo vulnerable, para que le brinde cuidados directos sin correr riesgo. Los demás usemos las redes sociales y plataformas de internet para conectarnos con esa persona, así como con nuestros amigos, otros familiares o vecinos, y así no romperemos el contacto. Recordemos que quedándonos en casa salvamos nuestras vidas y las de los demás.

Covid-19

Los largos períodos de encierro entre poblaciones como la china, la italiana o la iraní desataron consecuencias psicológicas como el incremento de divorcios o severas crisis de depresión y ansiedad. En China, el brote del Covid-19 condenó ya a más de 60 millones de personas a aislarse en sus casas, y esa experiencia nos debe obligar a aprender lecciones.

Un estudio de la Sociedad China de Psicología difundido en febrero mostró que un 42,6% de ciudadanos de entre un grupo de 18 000 fue diagnosticado con síntomas de ansiedad relacionada con el coronavirus. Además, un 16,6% de entre 14 000 personas examinadas evidenció signos de depresión. 

Daniela Moreira estuvo en China cuando ocurrió el brote de Covid-19. Para esta profesional especializada en terapia cognitiva conductual y psicoanálisis, “la soledad es uno de los predisponentes más altos para la depresión, sobre todo en personas mayores”. Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, muchas de las cuales recurren al suicidio. En situaciones de crisis como la que enfrenta el mundo ante el Covid-19, los científicos y académicos temen que estos índices se eleven.

“Cuando ocurre una catástrofe, toda la población se afecta, aunque no todos sus miembros entren en contacto -explica Daniela-, esta es la memoria colectiva”, parafrasea a Carl Jung.

“Es una gran lección para ubicar al ego del ser humano -respalda Pancho Prado-, para mejorar todos los sistemas de salud, pero también para tranquilizarnos, para centrarnos, para postergar ciertas cosas. Es una gran lección para pensar en el otro, para tener conciencia de que somos parte de un colectivo, de una especie, de un país, de una sociedad, es una oportunidad para pensar en uno pero también en el otro. Esta es una lección a nivel macro para saber qué es lo esencial de la vida”.

Recomendación:

Diseñemos rutinas para este período, sea que lo pasemos solos o que compartamos el aislamiento con alguien más. Planifiquemos tareas en la cocina, actividades de jardinería o ejercicios físicos, juegos, lecturas, actividades creativas o esas tareas de limpieza que habíamos postergado tanto.

Covid-19

Ahora bien, otros segmentos de la población también enfrentarán altos grados de riesgo una vez que haya terminado esta situación de emergencia. ¿Cómo tratar los impactos psicológicos en médicos, paramédicos y otros agentes de la salud, policías, militares y miembros de cuerpos de seguridad, quienes enfrentan en primera línea al virus?

Daniela explica que el síndorme de estrés postraumático se supera mediante la comunicación: “El poder hablar de la situación cuantas veces sea necesario; mientras más lo repites, más lo naturalizas, entonces, primer paso: que quienes han estado en primera línea puedan hablar sobre eso. Crear reuniones para conversar e identificarse, saber que no son los únicos que se sienten así con respecto a lo que ha ocurrido. Crear grupos de personas que han pasado por lo mismo”. Las redes familiares de apoyo son imprescindibles para quienes enfrentan directamente al Covid-19. La pandemia que ha puesto en vilo al mundo es, aunque nos cueste creerlo, un cúmulo de oportunidades para aprender. “Es una oportunidad para reconectar y escuchar -dice Daniela-, para enfocarse en las lecciones que esto nos está dando, crear rutinas dentro del hogar que ayuden a reducir la ansiedad. Es momento de que la familia actúe como soporte de estas personas. Lo más importante es la compañía”.

Pancho Prado, en cambio, recomienda buscar el para qué en toda esta crisis por el Covid-19. “Encontrar un sentido, aprovechar para hacer cosas que no hemos podido hacer antes, entrar en uno mismo, ver un sentido global de por qué nos pasa esto como humanidad y qué sentido hay para cada uno en su individualidad”.

Otras recomendaciones:

Los niños también necesitan establecer rutinas. Los juegos, las tareas, las horas de sueño, la hora de las comidas, todas las actividades diarias construyen una rutina que ayuda a que los más pequeños se acostumbren a permanecer en casa.

Los niños y niñas necesitan saber lo que está pasando. Por eso es necesario hablar todo el tiempo con ellos y estar al tanto de lo que vamos a contarles. Los más pequeños deben estar conscientes de que permanecer en casa es un acto de responsabilidad en beneficio de las demás personas.

Procuremos dosificar las cantidades de alimentos que vamos a consumir, de modo que duren más tiempo en nuestras alacenas. Aprovechemos la etapa de aislamiento para aprender a aprovechar cada uno de los alimentos que tenemos y evitemos desperdiciarlos.

La etapa de aislamiento domiciliario por el brote del Covid-19 debe servirnos de pretexto para practicar deporte y ocuparnos de cuidar nuestro cuerpo: rutinas de ejercicios, meditación, etcétera, pueden ser muy útiles para sacarle provecho al tiempo dentro de casa.


Para tu consulta:

MAPA CASOS CONFIRMADOS EN EL MUNDO-OMS

MAPA INTERACTIVO COVID-19 EN LAS AMÉRICAS-OMS