«La fotografía es la risa, la nostalgia y la magia del tiempo». Luis Mariño

*Imagen de portada: Retrato de Lucho Mariño. Autor: Christian Mera.

Por Erika Guerrero

A sus 40 años, Luis Mariño supo que tiene cáncer. Comunicarlo abiertamente, contárselo a su familia y a sus amigas y amigos a través de sus redes sociales fue uno de los primeros pasos que dio este fotógrafo y padre quiteño.

Y ese paso fue, al mismo tiempo, una sentida llamada a formar una red de emergencia por su vida. “Amig@ querid@, me han diagnosticado cáncer. Lo tomo como una oportunidad de aprender más de la vida y hacer un poco más para visibilizar a quienes padecemos esta enfermedad. Es mi compromiso”. Este fue uno de los mensajes que Lucho puso a circular en noviembre del 2020, a través de chats, en su muro de Facebook y en todo espacio que le sirviera como una ventana para buscar manos extendidas no solo para él, sino para los miles de personas que en Ecuador padecen de cáncer.

Cuatro meses después de eso, Lucho propone algo más ambicioso: “Quiero dar a conocer las historias de personas quienes, con dignidad y fortaleza, dan su mejor cara a la vida, a pesar de su dura enfermedad. Serán ensayos visuales, cargados de mucha emotividad, que solo, alguien que padece de cáncer puede sentir y retratar”.

Durante los primeros meses desde que recibió la noticia, Lucho el fotógrafo puso a su disposición su trabajo de toda una vida profesional para que quienes quieran mostrar sus manos generosas lo hicieran valorando su mirada sensible y su destreza detrás de una cámara, y comprando esas fotografías. A sus primeros mensajes, una ola de gente solidaria respondió con videos y notas de voz, uno de sus amigos le pintó un retrato para sortearlo en una rifa y así esa red comenzó a crecer con la intención de celebrar la vida de Lucho, el fotógrafo y el amigo. Alguien dijo un día: “No te conozco pero rezaré por ti”. “Sé que vas a recibir el apoyo que necesitas”, “Fuerza, Lucho”. Ahora, la etiqueta #LuchoContraElCáncer reúne la intención colectiva de estos cuatro meses de resistir con dignidad.

Pero los gastos para sostener una terapia que acabe con el cáncer son muchos y Lucho Mariño no está dispuesto a rendirse.

Cerca de 28 000 personas son diagnosticadas con la enfermedad cada año en el país, según la Sociedad Ecuatoriana de Oncología. Igual que en el resto de América Latina, el cáncer es la segunda causa de muerte en Ecuador, después de las enfermedades cardiovasculares y 15 de cada 100 muertes en Ecuador se deben a esta enfermedad crónica no transmisible.

Cada año, en todo el mundo, más de 12 millones de personas son diagnosticadas con cáncer y 8 millones mueren. Incluso más que las víctimas de VIH/SIDA, malaria y tuberculosis juntas. De ellas, alrededor de 4 millones de personas fallecen de forma prematura, en edades comprendidas entre los 30 y los 69 años, según datos de Naciones Unidas. Por eso, Lucho Mariño sabe que luchar por su vida es, obligatoriamente, pelear por las demás vidas que corren el mismo riesgo que ahora le tocó a él.

En Ecuador, muchas de las muertes por cáncer ocurren en zonas donde las actividades extractivas petroleras, sobre todo en la Amazonía, se han tomado la vida cotidiana de sus habitantes. Ya al respecto se han pronunciado varias organizaciones y comunidades indígenas amazónicas desde hace años, e incluso hay sentencias a su favor que ni las empresas extractivas ni el Estado ecuatoriano hasta ahora han cumplido en su totalidad. El cáncer de mama es otro de los tipos más frecuentes en Ecuador: el 18,2% de los cánceres que padecen las mujeres corresponde a esta variedad. Pero también representan altos índices en las mujeres los cánceres de cuello uterino (10,6%), tiroides (9%), estómago (8%) y colorrectal 1123 (7,4%). Y en los hombres, próstata (26%), estómago (10%), colorrectal (7,1%), linfoma (6%) y leucemia.

El sistema de salud ecuatoriano no ha sido capaz de responder a las demandas urgentes de los pacientes oncológicos y la ciencia en este país se desarrolla lentamente porque debe enfrentar condiciones adversas, engorrosos procesos burocráticos y una alarmante falta de recursos. De hecho, el nivel de investigación sobre cáncer en Ecuador deja mucho que desear en comparación con otros países de la región.

Lucho Mariño está consciente de esta realidad porque su trabajo como fotógrafo le ha llevado a conocer de primera mano las condiciones en las que viven las comunidades amazónicas. Su empeño por retratar la vida en varios rincones de Ecuador le ha mantenido siempre cerca de las necesidades comunes y ahora que ha recibido su diagnóstico, quiere levantar sus esfuerzos por resistir, pero no lo quiere hacer a solas, sino dedicándolos a todos los pacientes oncológicos que en Ecuador buscan esas mismas manos extendidas. Lucho quiere plasmar a través de sus fotografías, la lucha de varias personas que como él se enfrentan, a diario, a esta enfermedad. ¿Cómo?

Se trata de una serie de ensayos fotográficos que retratarán a los protagonistas de historias similares a la suya en varias provincias ecuatorianas. ¿Cómo viven sus quiebres emocionales? ¿Cómo los superan? ¿Cómo  afrontan su cotidianidad? ¿Cuáles son sus miedos y cuáles son sus sueños? Estas son algunas de las preguntas que Lucho se hace y quiere responder disparando su cámara.

Con este proyecto, Lucho Mariño busca recaudar suficientes recursos para ayudar a las familias y a los pacientes a cubrir los altos costos de los tratamientos oncológicos. 

“Soy Lucho Mariño, soy fotógrafo, soy padre, soy hijo y soy familiar. Mi profesión me ha llevado a muchos lugares y, en cada uno de ellos, he encontrado a personas de gran corazón. Ahora, después de haber sido diagnosticado con cáncer y, antes de que mi cámara se apague para siempre, he decidido retratar a muchos que como yo, luchan contra esta enfermedad. Si de alguna forma yo ya no puedo caminar, habrá quienes caminen por mí; si mi voz se apaga, habrá las voces de miles de personas que luchan por vivir un día más y que enfrentan este mal que no discrimina”, dijo Lucho en un comunicado público.

Dos días antes de que su pequeña hija cumpliera años, el pasado 9 de marzo, Lucho le dedicó un mensaje: “En poco la niña de mis ojos cumplirá años. No entiende lo que sucede y lo que he decidido. Chiquilla… He decidido darte alas para que pienses y sientas lo que desees, ese regalo solo te da quien te amará para siempre. Tendrás tus girasoles aunque ya no te gustan, tendrás toda mi vida y más allá de ella, porque a veces la lección de amar está en el corazón que da la libertad y a pesar de ello, se va, pero, jamás olvida”.

Ahora, Lucho Mariño hace una apuesta ambiciosa sin rastros de miedo. Y su apuesta tiene la forma de una red. Su objetivo es que el proyecto trascienda las fronteras de Ecuador y que alcance a otros países de América Latina en donde también resulta complicado y, a veces, imposible costear tratamientos para paliar el cáncer. #YoLuchoContraElCáncer, nos dice Lucho. ¿Nos juntamos?


Los fondos serán recaudados a través de un crowdfunding en la web: www.luchocontraelcancer.org

O a través de las siguientes cuentas:

Banco Pichincha. 

Ahorros 4442566000

Luis Mariño Carrera

C.I. 1002645610

https://www.paypal.me/luchomarino

#LuchoContraElCáncer

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