Por Martín de Ambrosio

Más de la mitad del PBI mundial —y en particular 55 por ciento en América Latina— depende de manera moderada o alta de la naturaleza y sus servicios, estimó un informe del Foro Económico Mundial de Davos (Suiza) presentado el pasado 19 de enero.

“Dadas sus importantes dependencias de la naturaleza, es fundamental que las economías con una exposición significativa a la pérdida de la naturaleza evalúen, prioricen e inviertan en ella”, subrayó el estudio titulado Nature Risk Rising y elaborado en colaboración con Price Waterhouse Cooper (PwC).

Para la región, el trabajo detalló como ejemplo que 60 por ciento de las variedades de café en América del Sur están en peligro de extinción debido al cambio climático, la deforestación y enfermedades. Si se concretara ese riesgo, el mercado de café —que tuvo ventas por $83 000 millones en 2017— podría desestabilizarse, señaló el reporte.

Otro de los ejemplos que incluye el documento es la industria farmacéutica, y su dependencia de la biodiversidad del bosque tropical para nuevos descubrimientos.

«Las economías de América Latina son especialmente dependientes de la naturaleza. Dos de los principales sectores de la región son la minería y la agricultura, que están en el top cinco de las industrias que llevan a la pérdida de naturaleza”.

Akanksha Khatri

De acuerdo con el texto, “25 por ciento de las drogas utilizadas en la medicina moderna derivan de plantas de la selva tropical. A medida que los bosques tropicales enfrentan amenazas por la tala e incendios forestales, las farmacéuticas se enfrentan a la pérdida de un vasto depósito de materiales genéticos no descubiertos que podrían conducir al próximo avance médico y comercial”.

“En los últimos 70 años, aproximadamente 75 por ciento de los productos farmacéuticos antitumorales aprobados han sido no-sintéticos, y 49 por ciento son productos totalmente naturales o directamente derivados de ellos”, agregó el reporte. Asimismo, indicó que la deforestación del Amazonas puede incrementar las sequías de la región con pérdidas anuales en la producción agrícola de US$ 422 millones, solo en Brasil, además de cambiar los patrones de disponibilidad de agua de toda la región.

“Las economías de América Latina son especialmente dependientes de la naturaleza. Dos de los principales sectores de la región son la minería y la agricultura, que están en el top cinco de las industrias que llevan a la pérdida de naturaleza”, señaló Akanksha Khatri, jefa de la Iniciativa Naturaleza y Biodiversidad e integrante del grupo que realizó el informe para Davos.

“A medida que se intensifica la pérdida de naturaleza, la economía y la forma de vida de la gente asociada a estos sectores se verá en riesgo”, agregó Khatri, quien manifestó también que los países tienen una oportunidad única para cuidar sus recursos como bancos de conocimiento.

Respecto de las pérdidas en el Amazonas, el problema no solo son las áreas destruidas en sí sino que también puede afectarse toda la disponibilidad de aguas y productividad de la agricultura de toda la región. “Los modelos analizados sugieren que si se llega al 20 o 25 por ciento de pérdida de selva se podría dar un aumento de la duración de las sequías y las pérdidas por agricultura. Hoy ese número está en 17 por ciento”, añadió.

Por ejemplo, las pérdidas que se dieron en 2019 debido a incendios, en muchos casos intencionales, se vincularon básicamente con el avance de la ganadería y la agricultura (soja/soya) para exportación, según señaló Hernán Giardini, coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace para Argentina, Chile y Colombia.

Consecuencias sobre futuros pactos

Esa misma deforestación de la Amazonía, provocada sobre todo para la ganadería, podría tener la consecuencia de dañar el todavía no ratificado acuerdo Unión Europea (UE)-Mercosur, que lleva 20 años de negociaciones y que espera generar nuevas oportunidades de mercado a partir de la reducción o eliminación de tarifas y barreras arancelarias.

Davos

Esto sucedería, indican, porque ciertos países de la UE ponen reparos a consumir productos provenientes de países o regiones con una elevada huella ambiental.

“Brasil es el principal exportador de carne del mundo, pero a la vez la deforestación genera conflictos en ciertos sectores de Europa que plantean a sus gobiernos que no importarán productos de Sudamérica con estándares ambientales más bajos”, dijo Giardini.

“Por eso, la destrucción del Amazonas pone en riesgo este acuerdo que a su vez está atado al Acuerdo de París y a todos los otros acuerdos climáticos en los que se habla en particular de no generar más deforestación”, añadió el experto.

Para él, si bien Brasil es el caso más flagrante, Argentina también deforesta para ganadería de consumo mundial unas cien mil hectáreas por año.

Para Luciana Ghiotto, investigadora del Conicet en la Universidad Nacional de San Martín (Argentina) y coautora de un extenso análisis sobre este pacto, “para el Mercosur, (el acuerdo) implica una profundización de lo extractivo, en ganadería y soja (para etanol), pero despierta enormes críticas por la deforestación masiva del Amazonas y, como segundo efecto, el aumento de los agrotóxicos para la producción agrícola”, dijo Ghiotto.

“Lo curioso es que son justamente empresas europeas, como Bayer o BASF, quienes venden sus productos a Sudamérica luego de que se prohibieron en Europa”. Es notorio que quienes ganan con el acuerdo a ambos lados del Atlántico son las grandes corporaciones y no las pequeñas empresas, concluyó.

El primero de una trilogía

Por todo lo anterior, la pérdida de biodiversidad es una de las cinco amenazas para la humanidad la próxima década, según el Informe sobre Riesgo Global 2020 presentado en el Foro Económico Mundial a mediados de mes (15 de enero).

Sin embargo, a pesar del creciente interés en este tema, aún hay una comprensión limitada de por qué esta amenaza no solo es una cuestión ecológica y gubernamental sino que debe incumbir a los negocios, a la economía en general y al sector privado.

Por eso, el nuevo trabajo Nature Risk Rising es, además, uno de los tres documentos que elaborará el Foro y que formarán la serie New Nature Economy (NNE) a presentarse en 2020, con foco en la economía y el comercio para salvaguardar la naturaleza.

“La serie tiene como objetivo catalizar el impulso público-privado en 2020, con un enfoque en la Cumbre de la Convención de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica (COP15) en Kunming, China, y la movilización de Business for Nature”, detalla el sitio web del Foro.

Los tres reportes buscarán dar a conocer “por qué la crisis de la naturaleza es crucial para la economía y los negocios”, “identificar sistemas socioeconómicos prioritarios para la transformación”, y analizar “el alcance el mercado y las oportunidades de inversión para las soluciones basadas en la naturaleza para los desafíos ambientales”.

Davos
Deforestación en las selvas del Amazonas y otros impactos en la biodiversidad afectan gravemente la economía, afirman en Foro Mundial de Davos. Foto: Mídia NINJA [CC BY-NC-SA 2.0].

LBE
RedMadrinosYPadrinas2019