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Teléfonos inteligentes: ¿nos liberan o nos esclavizan?

¿nos liberan o nos esclavizan?
Tomado de Spanish Peopledaily

Por Armando Cuichán / La Barra Espaciadora

¿nos liberan o nos esclavizan?
Tomado de Radiorebelde

Los teléfonos inteligentes nos vuelven torpes
Un cielo cenizo cubre la capital. Andrés toma un respiro en su actividad diaria y conversa sobre fútbol animadamente con dos amigos. A fuerza de levantar la voz, cada uno intenta hacerse escuchar y en medio de mofas y risas pasan el tiempo.

A excepción de Andrés, cada integrante del grupo ha buscado la aceptación de su burla deportiva en los ojos de sus amigos. Él, en cambio sólo los ha mirado de reojo cuando la información de internet de su celular no ha sido muy importante. Andrés ha festejado las chácharas mientras sostenía tres conversaciones simultáneas por whatsapp y revisaba sus cuentas de Facebook y Twitter.

Escenas similares a la de Andrés y sus amigos son habituales. El celular se ha convertido en un seno del cual todos dependemos en alguna medida.

No importa si el inventor del teléfono fue Antonio Meucci o Alexander Graham Bell, total ninguno de los dos imaginó el impacto que causaría el dispositivo después de 140 años en los comportamientos de la humanidad entera. La idea de transmitir señales acústicas por medio de señales eléctricas ha sido superada con creces: de la telefonía fija pasamos a la móvil y hoy los teléfonos, mediante Internet pueden enviar y recibir prácticamente cualquier tipo de contenido digital o elemento informativo.

El teléfono móvil de Andrés no es de aquellos que sirven solo para hacer llamadas, enviar mensajes SMS y escuchar la radio, no. Es mucho más avanzado, inteligente, le dicen, y con él puede conectarse a Internet mediante wifi o contratando un plan de datos. Su aparato facilita la ejecución de ciertas tareas antes encomendadas a equipos especializados. Mediante aplicaciones dedicadas puede registrar y posprocesar imágenes, videos, audios, le permite generar textos y realizar diseños no tan elementales y, quizá lo más importante, le permite gestionar una serie de actividades y servicios en la nube (cloud computing).

Más que un teléfono
Los dispositivos móviles que también permiten comunicación de voz han llegado para quedarse y su irrupción ha generado cambios dramáticos en las relaciones humanas. Un recuerdo romántico puede evocarnos a una pareja platicando banalidades durante horas, colgados de una bocina y un auricular; pero una visión de futuro nos deja entrever una sociedad haciendo todo cuanto sea posible mediante un aparatejo telemático y robótico que cabe en la palma de la mano.

El concepto de teléfono móvil es insuficiente si tomamos en cuenta que este asistente nos permite establecer una agenda infinita, puede intermediar con servidores externos para que conozcamos nuestra ubicación exacta, nos permite hacer cálculos infinitesimales o posibilita transmisiones audiovisuales en vivo y en directo.

Con estos dispositivos portátiles podemos acceder a nuestras cuentas bancarias, a las tareas universitarias, a las redes sociales. En definitiva, se trata de la embarcación con la que podemos navegar por Internet. Todas estas características lo convierten en una herramienta de alto riesgo. Pensemos como usuarios de un teléfono inteligente: seguramente en él almacenamos todas las claves de acceso de los sitios de Internet que acostumbramos visitar, tenemos todos los datos de nuestras redes de amigos, todos los permisos para acceder a nuestros fondos e incluso -en ocasiones involuntariamente– mantenemos un registro de nuestras actividades íntimas y privadas. Es que los teléfonos inteligentes se han convertido en un repositorio de lo que verdaderamente somos, una especie de conciencia virtual que nos cibernetiza a pasos agigantados.

El hilo de plata que nos ancla a nuestro dispositivo es invisible pero poderoso. Lo llevamos a la cama, al baño, al trabajo y lo convertimos en nuestro confidente profesional y familiar. Le confesamos qué películas nos gustan, le dejamos que decida en dónde hacer la compra y qué comprar. El celular conectado a internet es el mejor asistente. Nos es casi imposible prescindir de él y esto lo sabe bien el mercado, por ello el paradigma se ha modificado ligeramente: hemos dejado de ser el cliente para las transnacionales, ahora somos el producto que ellas compran por medio de la publicidad individualizada y segmentada que nos envían a través de estos dispositivos. El proceso es imperceptible, no obstante hay pistas de cuanto conoce un teléfono sobre nosotros.

Más allá de la polémica generada en enero pasado sobre el popular juego Angry Birds y el cruce de información con la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, surge la sospecha de que alguien con intereses particulares podría indagar en nuestras rutinas al detalle.

¿nos liberan o nos esclavizan?
Tomado de Spanish Peopledaily

No se puede dudar del potencial positivo de un asistente móvil conectado a Internet, pero el rastro digital que dejamos es prácticamente imborrable y eso también lo conocen bien los sabuesos hackers. La clave de acceso al mismo es solo una cuerda sujetando puertas imaginarias en medio de un campo florido. Los especialistas en el robo de información pueden atacar la red de la cual nos amamantamos o los servidores que contienen nuestra información en la nube. Las cercas son frágiles y vulnerables.

Grilletes invisibles
Unos gruesos lagrimones caen del cielo. La tormenta se hace inminente y Andrés se despide de sus amigos estrechándoles las manos. Antes de encender su auto llega otro mensaje vía whatsapp: “ya viene mijo, le estoy esperando…”. Andrés marca una sonrisa burlona en su rostro y arranca. No le preocupa en lo más mínimo la cantidad de información contenida en su teléfono o el rastro que deja. De lo que sí está consciente es del control que tienen sobre él. Su jefe, su familia y sus contactos en redes sociales, a lo largo del día le piden reportes de sus actividades y de su ubicación.

Aunque por momentos Andrés quisiera apagar el teléfono y evitar al mundo que le rodea, más fuerte es la curiosidad por conocer las últimas novedades de su círculo de amigos; por eso, ante la primera luz roja de un semáforo toma su dispositivo y encuentra cinco mensajes más…

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