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La justicia ecuatoriana también golea

Por La Barra Espaciadora / @EspaciadorBar

Con el mundial de fútbol todos tenemos el gol entre ceja y ceja. Lo vemos en todo lo que hacemos y en nuestra cotidianidad ocurren goleadas que sorprenden más que algunos resultados del campeonato:

¿Quién iba a imaginar que la selección campeona del mundo -la poderosa escuadra española- iba a ser eliminada en primera ronda? Claro, eso es casi como pensar que un caso de peculado sea sentenciado con una sanción menor a un caso de falsificación de documentos, o incluso a un caso de robo de un celular… Es que esas son las maravillas del fútbol: ver a una selección con los pergaminos de la portuguesa -con uno de los mejores jugadores del mundo- goleada y despidiéndose del mundo. O las revelaciones de “modestos” equipos nacionales que exigieron cuentas de otras poderosas selecciones y las enviaron prematuramente de vuelta a sus territorios. El fútbol está en los ojos, en los ánimos y en las conciencias de todos por sobre cualquier otra agenda. Todo lo demás queda en un segundo plano.

Durante las dos últimas semanas la justicia también se ejerce al ritmo del fútbol: las audiencias se suspenden a las horas de los partidos y se vuelven a instalar en los recesos. Las sentencias se dictan y se hacen públicas solo fuera de los horarios del fútbol y no es extraño que jueces, fiscales, testigos y hasta escoltas falten a las convocatorias si estas, por algún mal cálculo, se han cruzado con los horarios del Mundial. Por eso, quizás, el país no ha visto algunas de las curiosidades jurídicas que han ocurrido últimamente, y si la ha visto no ha alcanzado a discernir.

 

Curiosa insistencia

La más reciente de las curiosidades de la justicia nacional es el pedido que hizo la Fiscalía General del Estado para que se volviera a juzgar a la profesora Mery Zamora, expresidenta de la Unión Nacional de Educadores (UNE), por los supuestos delitos de sabotaje y terrorismo. Si la Corte Constitucional acepta el recurso extraordinario de protección que presentó el fiscal general del Estado, sería la primera vez que, a través de esta vía, se echa abajo una sentencia de la Corte Nacional de Justicia.

Es que el pasado 2 de octubre la sala penal de la Corte Nacional declaró inocente a Zamora, contradiciendo, en cambio, el fallo que el 13 de mayo dictó el tribunal décimo de Garantías Penales del Guayas, que la sentenció a ocho años de reclusión.

Mery Zamora

Si bien la Constitución prevé que la Corte Constitucional pueda revisar los fallos judiciales de última instancia, este caso nace de un precedente algo más complicado, porque inicialmente, en julio de 2011, la misma denuncia en el caso de Zamora fue desestimada por el tribunal quinto de Garantías Penales del Guayas. Sería el primer caso que en inicio fue desestimado, luego reabierto, llegó a sentencia de inocencia y sería reabierto y vuelto a juzgar. Como pasa en el fútbol, hasta ahora la profesora Zamora ha terminado los 90 minutos reglamentarios ganando 2–0 al Estado, pero, inesperadamente, una autoridad detrás de la cancha ha ordenado que no se oficialice el resultado y analiza la posibilidad de anularlo para que el partido se repita. ¿Será que este es el primer caso en el que una misma persona es juzgada tres veces por la misma causa? La Corte Constitucional tendrá la palabra en los próximos días.

 

Las curiosas sentencias

Otra cosa ha sucedido en la justicia ecuatoriana en los últimos días pero tampoco ha generado reacción alguna, ni en círculos oficiales ni en los análisis de los pronunciamientos judiciales. Se trata de dos sentencias condenatorias que comparten un curioso sello: en los argumentos de sentencia no existen hechos concretos sino suposiciones relacionadas con las creencias y expresiones de los ciudadanos inculpados el momento en que habrían cometido los hechos por los que se les imputa. La última fue la sentencia en contra de Francisco Endara, a dos años de prisión por su participación en los hechos del 30 de septiembre del 2010.

Él fue parte del grupo que ese día ingresó a la fuerza en el canal del Estado, Ecuador TV, para -según quienes lo hicieron- exigir que se escuchara una voz que no fuera solo la oficial, cuando por disposición gubernamental la única señal que se podía difundir era la de ese medio. Claro, en su intento, hubo violencia y destrozos en las instalaciones de ese canal de televisión.

En el proceso, Endara no fue de los principales acusados, pero al final también recibió sentencia: “Es necesario destacar que en el caso de Francisco Endara Raza, su presencia no corresponde ni al autor ni al agitador, sino más bien al apaciguador pero que participó y con su aplauso en un momento determinado hacía manifiesto y exteriorizaba su acuerdo general con la actuación del colectivo social, razón por la cual al tenor de lo normado por el Art. 43 del Código Penal se encuentra que su grado de participación en los hechos se subsume bajo el concepto de la complicidad como cooperante indirecto y secundario”. Sí. Este ciudadano fue condenado a dos años de cárcel por aplaudir…

ectv

Otra sentencia que llama la atención es la que se dictó en contra de William Galiano Játiva, quien fue apresado junto al militar Diego Vallejo, exconsultor de la Secretaría Nacional de Inteligencia, así como del Ministerio del Interior y del Ministerio de Justicia.

Los dos hombres fueron detenidos en Quito y acusados de asociación ilícita y de portar ilegalmente armas. Días antes, Vallejo había denunciado cómo se usaba la Secretaría de Inteligencia para trabajos de espionaje y bajo supuestas órdenes dadas por el ministro José Serrano. En el proceso, Vallejo fue el principal acusado, pero al final la sentencia recayó sobre los dos, solo que la responsabilidad de Galiano se definió así: “…Vale mencionar que su relación con Vallejo Cevallos y que nos permite tener certeza de la `organización de la partida´ se da también en virtud de que al rendir su testimonio, manifestó coincidir con su amigo y coacusado `en tener un país justo y con igualdad´, reconociendo que se veían y salían juntos”. Curioso razonamiento en contra de un acusado de asociación ilícita…

En estos casos, el marcador es clarísimo: el Estado 2, los acusados 0. Una nueva goleada gracias a curiosos argumentos legales.

 

Sentencia de ‘risa’

Llegado el mundial todo se olvida. Esta premisa parece también estar cumpliéndose con uno de los casos de corrupción que más repercusión ha tenido en los últimos años. Se trata del exministro del Deporte Raúl Carrión, más conocido como el dueño del circo, sobre quien pesan ocho acusaciones por diversos casos de corrupción. El más complicado de todos –desde la posición del acusado- terminó hace pocos días con un pronunciamiento sin precedentes de la justicia. El exministro fue declarado culpable y sentenciado a tres meses de prisión, al pago de 190 dólares y a la prohibición de ejercer cargos públicos de por vida. ¿Tres meses de prisión por peculado? Pues, aunque parezca increíble, esa fue la pena dictada aun cuando el ex funcionario estuvo preso un año, Según el Código Penal vigente, el peculado se debe sancionar con sentencias de entre ocho y 12 años de reclusión.

Ex ministro Raúl Carrión

Razón hubo, una vez conocida la sentencia, para que las redes sociales fueran el medio ideal donde verter las reacciones inmediatas a esta nueva goleada que la justicia le metía a los ecuatorianos. “En la época de la partidocracia, el peculado era un grave delito. Con la revolución, es un chiste de tres mesesitos de cárcel”, dijo Carlos Larrea en su cuenta de Twitter, reflejando el sentir de miles de personas que se pronunciaron en la red.

En este caso, a diferencia de otros como el de la profesora Mery Zamora, el Gobierno no ha anunciado estar en desacuerdo con la decisión de la justicia y no se prevé acción alguna en contra del pronunciamiento. Para el análisis vale recordar lo que en su momento el presidente Rafael Correa dijo al respecto del ex ministro y de su situación legal.

Así es la justicia ecuatoriana. En este partido, es difícil predecir el resultado. Queda claro, eso sí, que el sentimiento tras el encuentro tendrá a alguien que festeja entre una mayoría que se siente goleada. Al final, ¿a quién le importa, mientras el balón de la FIFA siga rodando y los goles millonarios sigan llenando bolsillos?