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Fotos: Edu León.

A lo largo del siglo XIX, los territorios que habían estado bajo dominio de los imperios europeos comenzaron a adherirse a la ola de abolición de la esclavitud. La libertad de vientres fue un principio jurídico que otorgaba libertad a los hijos nacidos de esclavas, de manera que el hijo de una esclava se convertía en “patrimonio del señor de su madre”.

Los territorios de los actuales estados de Chile, Argentina, Colombia (incluyéndose dentro de la Gran Colombia a los territorios de las repúblicas actuales de Venezuela y Ecuador), Perú, Uruguay, Cuba, Puerto Rico, entre otros estados emergentes o en procesos de independencia en vigor, se adhirieron a estas dinámicas. Brasil –una de las últimas naciones americanas en abolir la esclavitud, en 1888–, había promulgado diecisiete años antes la Lei do Ventre Livre, el 28 de septiembre de 1871, como un precedente determinante para que el 13 de mayo de 1888 se decretara la Ley Áurea, que dispuso la liberación absoluta de todos los esclavos.

En 1990, en Argentina, tuvo lugar el V encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. Uno de los acuerdos alcanzados fue declarar al 28 de septiembre de cada año como el Día por el Derecho al Aborto en América Latina y el Caribe, en homenaje a esa fecha importante registrada en Brasil. Esta conmemoración se ha extendido a varios países de la región y del mundo y permite a los movimientos feministas y organizaciones sociales impulsar las luchas por alcanzar la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, las garantías por parte de los estados para contar con políticas que permitan la práctica de abortos seguros y, mediante estos actos jurídicos, las comunidades logren disminuir las alarmantes estadísticas de mujeres que mueren en condiciones de precariedad, víctimas de violencia, exclusión y criminalización.

Ecuador fue parte de la llamada ‘Marea verde’, el pasado 28 de septiembre, y reunió a miles de activistas, colectivos y organizaciones defensoras de derechos, artistas, funcionarios y miembros de la comunidad LGBTI, entre otros. El propósito fue y es impulsar las demandas de despenalización del aborto y la reducción urgente de los índices de violencia en contra de las mujeres y de muertes de mujeres que por diversas causas deben someterse a abortos clandestinos.

«La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) asegura que la despenalización del aborto no es contraria a la protección de la vida desde la concepción –nos recordaba Bernarda Tomaselli Cuesta, en este artículo–, porque el cuidado de la vida se interpreta como el cuidado de la gestante hasta el momento del nacimiento del niño. La despenalización del aborto es, además, una medida de salud pública recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que resulta más que necesaria en un país como Ecuador, que tiene la segunda tasa de embarazo adolescente más alta de América del Sur, un país donde 2 de cada 10 adolescentes embarazadas aseguran haber sido violadas en su entorno familiar íntimo».

El fotorreportero Edu León registró estos rostros y escenas de la marcha que tuvo lugar en Quito, el pasado viernes #28S.