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Lo mejor del cine latinoamericano fue premiado en Quito

Después de cinco días intensos de cine, la quinta edición del Festival Latinoamericano de Cine de Quito (Flacq) llegó a su fin el domingo 10 de junio. Del 5 al 10 de junio, se proyectaron 41 largometrajes y 28 cortometrajes provenientes de 14 países de América Latina en siete sedes de Quito: Teatro Nacional de la Casa de la Cultura, Sala de Cine Alfredo Pareja Diezcanseco de la Cinemateca Nacional Ulises Estrella, Teatro Universitario de la Universidad Central, Cumandá Parque Urbano, Flacso Cine, OchoyMedio y Teatro Capitol, donde se realizó la gala de premiación.

Fotograma de Love to Remain, de Sebastián y Diego Benalcázar.

Por Carla Larrea S.
Reseñas de María José Zapata, Priscila Imbaquingo, Mishel Dillon y Geordie Salazar.

La labor de los organizadores, productores y todo el equipo del Flacq fue titánica y admirable. Sus esfuerzos hicieron de este festival no solo una plataforma para ver cine latinoamericano, sino un espacio de formación a partir de las charlas, máster clases y diálogos con sus invitados nacionales e internacionales, que incluyeron a Andrew Hevia, coproductor de la película Moonlight, ganadora del Óscar en 2017, y coproductor de la película ecuatoriana Cenizas; el director colombiano William Vega (Sal), la productora mexicana Elsa Reyes (Oso Polar), la actriz cubana Luisa María Giménez (Por Qué Lloran Mis Amigas), la actriz argentina María Villar (Hermia y Helena/La Vendedora de Fósforos), el director uruguayo Roberto Suárez (Ojos de Madera) y la actriz guayaquileña Marla Garzón.

Esta edición del Flacq sirvió como plataforma para el estreno nacional de dos largometrajes ecuatorianos de ficción: Cenizas, de Juan Sebastián Jácome, y Agujero Negro, de Diego Araujo. Las dos serán estrenadas en salas comerciales en junio y septiembre, respectivamente.

La premiación

Con sala llena, los organizadores y jurados del festival, galardonaron a lo mejor del cine latinoamericano en el Teatro Capitol. Fueron 17 largometrajes y 15 cortometrajes en competencia oficial. Los ganadores en la categoría de Largometraje Iberoamericano fueron escogidos por un jurado conformado por Ana Cristina Barragán, María Josefina Viteri y Sandino Burbano. Además, se contó con un jurado que evaluó la técnica y la fotografía de las películas, conformado por Lucía Romero, Carlos Mora y Emmanuel Blanchard. Estos fueron los premiados:

Mejor fotografía: Luis Armando Arteaga por Las herederas, de Marcelo Martinessi. (Paraguay)

Mejor actor: Humberto Busto por Oso Polar, de Marcelo Tobar (México)

Mejor actriz: Liliana Biamonte por Medea, de Alexandra Latishev (Costa Rica)

Mención de Honor: Wiñaypacha, de Oscar Catacora (Perú)

Mejor película Latinoamericana: La casa lobo, de Joaquín Cociña y Cristóbal León (Chile)

Premio del público: Agujero Negro, de Diego Araujo (Ecuador)

Después de la premiación, el festival cerró con broche de oro proyectando la película colombo-ecuatoriana Virus Tropical, dirigida por Santiago Caicedo y basada en la novela gráfica del mismo nombre, de la autora ecuatoriana PowerPaola. Una película de animación que relata la historia de una niña colombo-ecuatoriana nacida en 1976 y tiene su vida dividida entre Quito y Cali mientras crece en una casa llena de mujeres donde el único varón, su padre, es un cura.

Hacer mucho con poco

El cortometraje es un formato del cine que incluye a películas que duran entre treinta segundos y veintinueve minutos, razón por la que se suele pensar que hacerlos es un requisito previo para filmar largometrajes. De alguna manera, en la formación de los realizadores, esto funciona así pues los cortometrajes son sus primeros acercamientos al cine para indagar en la narrativa, en su mirada del mundo y aventurarse a explorar su lenguaje. Además, los costos de producción son mucho más accesibles que los de un largometraje, en la mayoría de los casos.

Precisamente por eso, los cortometrajes son ejercicios dramatúrgicos y cinematográficos que, por su corta duración, invitan a los realizadores a ser más creativos con su lenguaje y a los espectadores a vivir historias en poco tiempo. Tener la oportunidad de ver estilos distintos, historias variadas, realidades y sensibilidades diferentes en una sola función hace que las proyecciones de cortometrajes sean dinámicas y entretenidas.

El Festival Latinoamericano de Cine de Quito contó con la competencia nacional de cortometrajes, en la que participaron quince producciones de realizadoras y realizadores ecuatorianos. Además, el festival ofreció funciones de los cortometrajes realizados por los estudiantes de cine de la Universidad de las Artes y de la Universidad San Francisco de Quito, con la intención de mostrar al público los trabajos de cineastas nacientes y en formación de nuestro país.

Migración, desencuentros familiares, extraterrestres, encuentros con la feminidad, encuentros con lo desconocido, diálogos entre el creador y la obra, fueron algunos de los temas que, desde distintas perspectivas y propuestas estéticas, nos presentaron los cortometrajistas ecuatorianos. El festival recibió alrededor de ochenta cortos para la categoría de competencia nacional de cortometrajes, síntoma de las nuevas producciones y las ganas de contar nuestras historias en diversos formatos accesibles a la realidad de la producción cinematográfica de Ecuador: hacer mucho con poco.

Este año, el festival implementó nuevos premios y reconocimientos en la competencia nacional de cortometrajes que incluyeron mejor guion, mejores interpretaciones femeninas y masculinas, mejor fotografía y mejor cortometraje.  Esta iniciativa del festival impulsa a los cortometrajistas a continuar con su trabajo y, sobre todo, reconoce y valida el cortometraje como un formato cinematográfico fundamental en la construcción de nuevos públicos y ventanas importantes para la difusión del trabajo de los cineastas jóvenes de nuestro país.

Los ganadores de esta edición fueron:

Mejor guión: Love to remain, de Sebastián y Diego Benalcázar.

SINOPSIS: Jesús, un migrante latinoamericano en Londres, se encuentra atravesando la ruptura de su relación junto con problemas económicos y migratorios. Sin embargo, él no se dará por vencido considerando hacer hasta lo más inesperado para no ser deportado, así esto vaya en contra de sus sentimientos.

Mejor interpretación femenina: Isabella Bayas Delgado y Anaís Delgado por Aurora, de Anaís Delgado.

SINOPSIS: Aurora es una niña de 12 años que se encuentra en clases de natación con un dolor constante en el estómago. El entrenador de la clase pide a las niñas lanzarse una a una en un chapuzón al agua. Con mucho miedo que llegue su turno, Aurora, al intentar esconderse de toda presión y su incomodidad en el cuerpo, cae por accidente a la piscina sin saber que ésta la sumergirá en una metamorfosis a la adultez. Con el cambio en su cuerpo de niña a mujer, Aurora tendrá que salir de la piscina y así enfrentarse a otro tipo de miradas de la sociedad a la que no estaba acostumbrada cuando era niña.

Mejor interpretación masculina: Gabriel Vásquez por La vida del ahorcado, de Mateo Pazmiño.

Mención especial de fotografía: La vida del ahorcado, de Mateo Pazmiño.

SINOPSIS: Pablo Palacio está escribiendo su última novela. Cuando de repente la hoja en la que está escribiendo cobra vida, Pablo debe enfrentarse a su obra para sobrevivir. Una lucha entre el artista y la obra.

Mejor fotografía: Hidden, de Aldo Sisalema.

SINOPSIS: Miguel y su hermano Josué se disponen a jugar Hidden, un juego de terror que consiste en encontrar una llave para poder salir de una casa habitada por una criatura aterradora, teniendo una sola oportunidad. Antes de empezar el videojuego, alguien llama a la puerta. Juan se molesta porque su abuelo no se apresura a abrir, sin saber que a partir de ese momento el juego se hará realidad.

Mejor Cortometraje: After work, de Luis Uson y Andrés Aguilar.

SINOPSIS: Todos estamos condenados a trabajar y repetir una y otra vez las mismas rutinas vacías. ¿Podremos alcanzar esa zanahoria con la que quieren mantenernos siempre ocupados, persiguiendo eternamente algo que no necesitamos? Groompy, un divertido dibujo animado, está a punto de averiguarlo.


Cenizas que arden

Por María José Zapata

El miércoles 6 de junio dentro del marco del V Festival Latinoamericano de Cine de Quito se realizó el preestreno de Cenizas, el segundo largometraje de ficción del director ecuatoriano Juan Sebastián Jácome.

Cenizas, producida por Andrew Hevia (coproductor de Moonlight, ganadora al Oscar a mejor película, mejor actor de reparto y mejor guion adaptado, 2017) tuvo su estreno mundial en el Miami Film Festival, el pasado marzo, con gran acogida del público y de la crítica.

Luego de La Ruta de la Luna, primer largometraje del director, ‘JuanSe’ recapitula su exploración sobre los reencuentros de padres e hijos, más concretamente examinando los abandonos paternos. Cenizas toma como metáfora visual la explosión del volcán Cotopaxi, en el 2015, para narrar la historia de un pintor empobrecido, exiliado de su familia a causa de un secreto familiar. Pero, lejos de ser un panfleto moralista, esta es una historia llena de matices, compleja como los personajes que la habitan, un relato sobre la fragilidad del cuerpo y la potencia del espíritu, tanto frente a la cámara como detrás de ella.

Juan Sebastián, voluntaria o involuntariamente, ha retratado en Cenizas el proceso desgarrador de volvernos adultos, de reconocernos efímeros, capaces de las acciones más nobles, así como de las más perversas. El paso a la adultez está marcado por el reconocimiento del otro, especialmente por las figuras paternas o maternas, pero como seres imperfectos, alejados de la figura idílica de la niñez.

La absorbente interpretación del personaje principal, a cargo de Samanta Caicedo (actriz del largometraje UIO), junto con el experimentado actor Diego Naranjo dan como resultado una historia dinámica y muy potente.

Cenizas –luego de ser una de las cintas consentidas del Festival– hace su debut en las salas ecuatorianas el 15 de junio, con la garantía de que será uno de los estrenos ecuatorianos más importantes del año.

Ficha técnica

Título: Cenizas

Año: 2018

Duración: 80 min

Idiomas: Español

País: Ecuador / Uruguay

Dirección: Juan Sebastián Jácome

Wiñaypacha y la lección del tiempo

Por Priscila Imbaquingo / @PriscilaImbaqu1

La ópera prima del director peruano Óscar Catacora es la primera película filmada totalmente en lengua aymara. Wiñaypacha, que en español quiere decir ‘crecer en el tiempo’, representa la eternidad.

Esta es la historia de Willka y Phaxsi, una pareja de ancianos de más de ochenta años que viven totalmente aislados en las heladas montañas de los Andes. Su única compañía es un rebaño de ovejas, una llama y su perro Huahua. Su rutina es cultivar la tierra, hilar lana, cocinar y conversar. Ambos enfrentan a un gran enemigo: la soledad que les dejó el abandono de su hijo Antuko. Entre ellos se recriminan sobre lo que pudieron haber hecho mal para que su único hijo no haya regresado más. Sin embargo, todos los días esperan su llegada.

El paisaje de Wiñaypacha es el principal componente del filme. Su fuerza, su poder se manifiestan en el viento, en la lluvia y en los relámpagos; la belleza reside en los colores de las flores, en los ríos, en el cielo, en las cumbres y en los animales. La naturaleza –su grandeza, su fragilidad y su sencillez– son Willka y Phaxsi –sus arrugas, sus respiraciones cansadas, la llegada de su vejez. Los dos son fuertes y luchan por sobrevivir, se sostienen solos, se acompañan y son capaces de dar la vida por el otro, mientras acusan a las grandes ciudades de que su hijo haya sentido vergüenza de ellos y de haber nacido indígena.

En una escena desoladora, luego de una serie de infortunios y sin tener más nada que comer, Phaxsi le pide perdón a su llamita, llorando y con cuchillo en mano: “Tú eres el ultimo hijo que me queda”, le dice, y enseguida la mata para preparar con ella la que sería la última comida de su esposo, Willka, quien yace enfermo y delirante.

Wiñaypacha es una historia de amor sencilla. Los protagonistas se aman y juntos luchan por sobrevivir al abandono. Pero, esta película es también una forma de protesta que demanda el respeto a la sabiduría de los ancianos.

Ficha técnica

Título: Wiñaypacha

Año: 2017

Duración: 86 min

Idiomas: aymara, español, ingles

País: Perú

Dirección: Óscar Catacora

El código X500

La muerte, la crisis de identidad, la migración y el rechazo son los componentes en común en las tres historias que presenta X500. Historias que se desarrollan en distintos países, en realidades diferentes, sin embargo, los personajes se enfrentan a los mismos sentimientos.

En México, David es un joven indígena, quien luego de la muerte de su padre decide migrar hacia la capital. Allí debe enfrentarse a una pandilla del barrio donde vive su primo, quien le ofrece un espacio. Influenciado por un compañero de trabajo y de quien además está enamorado, utiliza como mecanismo de defensa el punk, y así esconde su identidad.

La segunda historia se desarrolla en un suburbio de Colombia, un barrio afro donde el respeto por la vida es lo que más escasea y el respeto por el poder es lo que más abunda. Alex, el personaje principal, intentó migrar ilegalmente a Estados Unidos y durante el viaje perdió a su hermano. A su regresó se involucró en una pandilla de ladrones, narcotraficantes y asesinos. Su pequeño hermano, de unos 10 años, también pertenecía a la banda y su trabajo era asesinar a quien se interpusiera en los planes de la banda. El trabajo de Alex era deshacerse de todos los cadáveres, que su hermano asesinaba. Un joven con ansias de cumplir su sueño de comprar una lancha tiene que arreglar todo para que su hermano salga de ese mundo delictivo, y lo hace a un costo muy alto, exponiendo su integridad física y su conciencia.

La rebelde adolescente María –una chica de descendencia asiática– es la protagonista de la tercera historia. Luego de perder a su madre, María tiene que viajar a Canadá para vivir con su abuela. La desobediencia y la violencia son su manera de mostrar su dolor e inconformidad con la nueva vida que su abuela y un nuevo entorno le obligan a vivir. Para tratar de encajar en un grupo social, cambiará drásticamente su personalidad, afectando directamente a su única pariente.

Buscarse a uno mismo en un lugar al que parece que no perteneces, fracasar y regresar al punto de inicio para continuar la búsqueda, son algunos de los hilos de esta trama.

FICHA TÉCNICA

Título: X500

Dirección: Juan Andrés Arango

Año: 2016

Duración: 108 min

Idiomas: español

País: Colombia

Visiones de madera

Por Mishell Dillon / @mishell_dillon

El desequilibrio mental determina la historia de Víctor, protagonista de Ojos de madera, un largometraje que muestra a una sociedad adulta desde la perspectiva de un niño enfrascado en el trauma de la pérdida de sus padres.

Roberto Suárez y Germán Tejeira nos entregan una historia que enfoca al adulto promedio como un ente totalmente externo a la vida de un niño. El desapego, la falta de empatía y el silencio configuran el mundo en el que habita el personaje central del filme.

Después de que sus padres fallecieran en un accidente de automóvil, Víctor debe vivir con sus tíos, quienes conviven entre la monotonía y la ignorancia. El niño vive una pesadilla constante y rebasa la barrera de la cordura a través de visiones aterradoras, el anhelo de volver al pasado y, a su vez, de huir del recuerdo.

Los recursos audiovisuales, la ambientación y un guion muy bien estructurado sostienen la presencia de un protagonista que expresa sus emociones sin decir una palabra. El tinte atemporal que sugiere la narrativa y la exposición de escenarios a blanco y negro (excepto tan solo en una escena) capturan al espectador en un ambiente de dudas que se desenrollan progresivamente.

Planteado como un largometraje de horror y de terror psicológico, Ojos de madera logra romper la tradición de un cuento infantil protagonizado por un niño pero dirigido a un público adulto. La película está dividida en seis actos y su logro reside en la capacidad de secuenciar los recuerdos y las vivencias de Víctor de la mano con su inestabilidad. Como Quentin Tarantino, con el uso de la capitulación para enlazar consecutivamente cada acto, los directores Suárez y Tejeira trazan una línea similar para explicar un tiempo atravesado por las alucinaciones.

Ficha técnica

Título: Ojo de madera

Año: 2017

Duración: 65 min

Idiomas: Español

País: Uruguay, Argentina, Alemania y Venezuela.

Dirección: Roberto Suárez y Omar Tejeira

Oso polar con un iPhone5

Por Geordie Salazar N. / @geordiies

Oso polar es la primera película mexicana grabada completamente con un teléfono. A pesar del escaso presupuesto con que se la elaboró, el director, Marcelo Tobar, usó su IPhone 5 para obtener tomas que crean un aire de intimidad y cercanía. Esta cinta es una clara muestra de que se puede crear sin los recursos supuestamente ideales. Una muestra de convicción y amor por el séptimo arte.

El filme de Tobar relata un reencuentro de amigos de primaria que no se han visto desde hace varios años. El protagonista, Heriberto (interpretado por Humberto Busto, recordado por su papel secundario en Amores Perros), se ofrece a llevar a dicha reunión a Trujillo y a Flor, sus compañeros de escuela más cercanos. Durante el trayecto, una serie de hechos y diálogos dejan en evidencia la relación de los personajes, una relación de resentimientos y escasa consideración. Heriberto, una persona tímida y de frágil carácter, recuerda cómo sus compañeros hacían de su físico y vestimenta un motivo de burla y lo hacían acreedor de diversos apodos. A lo largo de la historia, como videos caseros, se insertan escenas que dejan conocer y adentrarse en los gustos y la personalidad del protagonista.

Flor y Trujillo menosprecian y abusan de Heriberto. Este sentimiento lleva a nuestro protagonista a cometer un acto del cual rápidamente se arrepentirá.

Oso polar es mirar hacia atrás y contemplar cuánto hemos cambiado, ¿seguimos siendo el niño introvertido o la niña odiosa del salón? El filme invita a una exploración de los conflictos internos, aquellos que pensamos que la madurez en algún momento enterró y con los cuales vivimos sin darnos cuenta de que son bases sólidas de nuestra conducta.

Tobar plasma su propio estilo, un un juego de géneros, tomas cercanas y planos que con el incremento de la tensión entre los personajes, nos sumen en una película de terror psicológico impulsadas por la inestabilidad de la cámara de un celular.


Titulo original: Oso polar

Año: 2017

Duracion: 70 min

País: Mexico

Dirección: Marcelo Tobar

Reparto: Humberto Busto, Verónica ToussaintCristian MagaloniLuis Alberti,Fernando Álvarez RebeilHarold Torres

Género: Drama. Road movie