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Ave María

Ave María
© Francisco Ortiz

Luego de los acontecimientos de la farándula politiquera ecuatoriana, ocurridos el pasado 24 de diciembre, se me ocurrió hacer una entrevista ficticia a uno de sus más célebres y polémicos protagonistas. Tomé varios de sus testimonios y comentarios en Twitter, en Youtube y en varios otros sitios de acceso público en Internet y los imaginé así:

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Por Francisco Ortiz / La Barra Espaciadora.

Hoy algunos lo llaman Dios no Quiera, pero otros, y me incluyo, lo recordamos como el A-v-e M-a-r-í-a. Este particular personaje, de mirada profunda pero bifurcada, de aliento fuerte como el de un caballo, camina, y mientras frunce los surcos de su frente en señal de que tomará asiento, sirve en silencio dos tragos de whisky en esos vasos de contorno triangular que te regalan como parte de la promoción del Grant´s.

Dios no Quiera se sienta. Luego, se apoltrona cuan largo es en el sofá aún embalado con plástico. De pronto, como por arte de magia, enciende su caja torácica. Ese añejo ademán de pronunciar pau-sa-d-a-m-e-n-t-e cada una de las letras que conforma una oración, d-e-l-a-t-a su viejo oficio de l-o-c-u-t-o-r radial.

Suena el hielo que flota en su vaso mientras se lo lleva a la boca. Bebe un trago largo y carraspea.

-Llegaste temprano… –me tutea. No sé si la observación es una felicitación o un reproche.

-Siempre es mejor temprano que mal o nunca –bromeo, como para desalmidonarnos.

Antes de que su copa comenzara a empañarse por el deshielo, bebe otro sorbo.

-Bueno, primero, gracias por recibirme. Sé que no le gusta ser entrevistado, sino entrevistar. Cuénteme, ¿qué siente al estar del otro lado?

-¿Del otro lado de qué?

-¡De quien busca verdades. Ahora es usted quien tiene que responder por ellas!

-Pendejadas ¿Vamos a ponernos tontos profundos tan temprano?

-Ya son las cinco, no es tan temprano. Pero, bueno, dígame, ¿de cuál lado se siente más cómodo? ¿de éste o de ese?

-O sea… ¡de éste! –exclamó-. Yo no logré descifrar si éste era ese o si ese era éste o si en verdad éste era éste y ese era ese. ¡A-v-e  M-a-r-í-a! ni él lo sabía.

-Cuénteme entonces un poco ¿cómo fue su metamorfosis de éste a ese?

-Entre éste y ese hay de por medio un forajido.

Mientras se sirve otro whisky en el vaso ya casi sin hielos, explica que ese salto lo dio luego de que un grupo de ciudadanos salió en el 2005 a las calles quiteñas a exigir la salida del “Cachetón”. Cuenta que en los siguientes años, de a poco, lo fue seduciendo el encanto y brillo del verde flex hasta verse inmune sobre una curul. En algún punto de este proceso kafkiano dejó de ser un éste cualquiera para transformarse en un honorable ese.

-¿Cuál es su relación con el micrófono ahora, cuando toma la palabra?

O sea, ¿cuál va a ser…? ¡la misma! El hábito no hace al monje.

-Entonces, podríamos decir, usando su ejemplo, que en este caso ¿el monje se rancló?

-¿Se rancló?

-Dejó los hábitos… los buenos hábitos –me adelanté a decir cuando vi que su párpado derecho sucumbía ante un tic nervioso. Ya me habían dicho varios colegas que, pese a lo grande y bravucón que se muestra, no puede controlar ciertos espasmos motores.

-No he dejado n-a-d-a. Si antes me movía la radio, ahora me mueven otras cosas… el nuevo país, el buen vivir, eso.

-Y, ¿cómo se fundaría ese nuevo país del que usted habla?

Construyendo un modelo autónomo propio, soberano, ecuatoriano, con chochos, con tostado, con llapingachos.

No sé si era porque estaba cerca la hora del cafecito de la tarde o porque ya había surtido efecto el tercer whisky, pero el A-v-e  M-a-r-í-a me había dado una definición tan gastronómica e incluyente sobre el país nuevo que soñaba…

-Entonces, los chochos, el tostado y los llapingachos ¿son parte del buen vivir?

-¡O sea, sí! El buen vivir es todo. Para que me entiendas, es la defensa de lo común… Es, por ejemplo, el parque, el barrio… el que nadie pretenda apropiarse del barrio, es la defensa del espacio público. Es que en la noche los vecinos tengan derecho a descansar. Es cuando una persona te pone el volumen altísimo y el común le dice: oiga, el buen vivir es tener un ruido bajo, es el derecho a descansar. Otro ejemplo claro es el que no haya una banda de zánganos que cada vez que salen las guaguas del colegio, les jodan en la calle. Y si les joden, el grupo de vecinos debería decirles: oigan, ellas se merecen respeto.

Ya con mis oídos un poco sanguinolentos, le pregunto: ¿Siempre tuvo usted ese léxico irreverente que lo caracteriza?

-¿No me querrás ridiculizar, no? Verás, quiero ser c-l-a-r-i-t-o en esto, y como diría el Octavio Paz, «Las malas palabras hierven en nuestro interior como hierven nuestros sentimientos. Cuando salen, lo hacen bruscas, brutalmente, en forma…”, o algo así es.

-¿Le gusta Octavio Paz?

-Es muy bueno el “charrito”, no como el otro, ese Vargas Llosa  de mierda, puerco desalmado, me da ganas de devolver sus libros –mientras sigue citando al primero, putea al segundo. Me dice que admira a Paz por sus profundas reflexiones sobre los pueblos ancestrales mexicanos.

Una de las principales cualidades de nuestros pueblos ancestrales es su espiritualidad ¿Qué nos dice sobre ellos?

Los pueblos ancestrales no eran santos, no eran todos así qué bestia… o sea sí se agredían, se invadían, hacían guerra, se mataban… Pero había una cierta relación, cierto sistema de justicia en la cual, digamos, socialmente se velaba por el interés de lo común. Ya te digo, sin santificar, sin decir que eran santos, los pueblos ancestrales, también eran clases sociales, había ricos, había pobres, pero había ciertas nociones que se defendían. Un ejemplo claro de lo que te digo, guambra, es Yahuarcocha: yaguar, que es sangre, y cocha, que es laguna. Los indígenas de ahí se mataron a tal punto que la laguna quedó roja. Por eso te digo, hay que desmitificar. Esa p-a-l-a-b-r-i-t-a tiene que ver con nuestros ancestros, pero que tiene que ser reactualizada, porque también lo ancestral tiene unas c-o-s-i-t-a-s bien jodidas.

Un incómodo silencio se robó varios segundos de la charla, mientras la noche se tomaba la ventana. Su amplísima y despoblada frente ya mostraba pequeñas gotas de sudor.

-Cambiemos un poco de tema –le dije-, ¿qué opina de las elecciones en Venezuela?

-¡Primera victoria del chavismo sin Chávez! ¡Toda Venezuela es Chávez, todos somos Chávez!

-¡Caramba! ¿Lo admira mucho?

De pronto cierra los ojos y toma una actitud de cura en homilía.

-Por tu vida Chávez… porque tu sacrificio no es en vano: El proceso está MADURO, el pueblo está MADURO, Venezuela con MADURO, dales duro Maduro! YA SE JODIERON ESOS MAJUNCHES ESCUÁLIDOS IMPERIALISTAS!!!

Pues sí, lo admira mucho. La verdad, en ese punto, ya me había aburrido de oír tanta babosada. Lo único que quería era salir de ahí corriendo.

Ya para rematar y salir algo elegante de ese averno de pendejadas le pregunté: ¿Cuáles son sus planes?

-Ser ministro.

¡¡ELÉ MIERDA!!