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Por mi derecho a la ciudad

Hábitat III en Quito causó serias molestias pues fue evidente que la ciudad fue maquillada para recibir a los miles de visitantes. Sin embargo, el encuentro deja lecciones, sinsabores y mucho por discutir y poner en práctica. Este informe detallado de Anaís Madrid destaca lo esencial de pensar nuestra vida en las ciudades como un derecho. Pero, ¿acaso podemos confiar en nuestros ideales de ciudad si no contamos con decisión política y recursos adecuados?

Imagen del panel que participó en el taller Inequidades urbanas en la infancia, que tuvo lugar el lunes 17 de octubre.

Por Anaís Madrid / @anaistamara

Durante cuatro días, los ojos de la vivienda y del desarrollo urbano sostenible estuvieron fijos en Quito. El evento internacional más importante del que Ecuador haya sido anfitrión fue la Conferencia Hábitat III, organizada por Naciones Unidas. Entre 10 y el 18 de octubre del 2016, casi 12.000 extranjeros ingresaron al país para participar en este mega coloquio que se propuso fijar la agenda urbana de los próximos veinte años. Del 17 al 20 de octubre, Quito acogió a 45.000 personas. Jefes de estado, alcaldes, urbanistas, delegaciones oficiales y muchas otras personas interesadas en la ciudad acudieron a las jornadas de Hábitat III en la Casa de la Cultura Benjamín Carrión (CCE).

El evento

A pesar de que octubre suele ser gris, frío y lluvioso, Quito mostró su mejor cara para el foro de las Naciones Unidas. Uno de los propósitos fue mostrar a la capital (y al país entero) como un potencia turística. El evento logró reunir a más de 30.000 personas, agotando la capacidad hotelera de la zona de La Mariscal, Centro Norte. Desde el sábado 15 se ejecutó un Plan de Movilidad con más de 2000 miembros de la Agencia Metropolitana de Tránsito que impidió la circulación en las vías que rodean la CCE y el parque El Arbolito.

El campus Hábitat III tuvo tres pabellones. Lo más atractivo fue la instalación del proyecto HUMANAE, de la artista Angélica Dass, en el pabellón Quito: una muestra fotográfica de rostros en los que se codifica el color de piel humana usando la paleta Pantone. Las provincias y los productos ecuatorianos como las rosas y los sombreros de paja toquilla tuvieron espacio en el pabellón Ecuador. Y hacia la avenida 12 de Octubre se situó el pabellón de la ONU, con dos salas grandes para foros, una exposición permanente y un área de trabajo con vista panorámica al complejo.

En la parte central hubo un patio de comidas donde se podía conseguir botellas de agua por dos dólares y almuerzos por entre ocho y catorce dólares. Los espacios verdes fueron bien aprovechados con carpas y sillones para tomar aire entre charla y charla, disfrutando del impecable cielo quiteño.

Pero el primer grave error de Hábitat III fue detectado el viernes 14 de octubre, cuando los participantes y expositores acudieron a la acreditación. El sistema colapsó y obligó a cientos de personas (nacionales y extranjeras) a permanecer en las filas hasta durante ocho horas. Hubo errores de logística que retrasaron el proceso.

El segundo error fue fijar una sola puerta de entrada. Desde inicios de año, cuando se confirmó que Quito sería la tercera ciudad elegida sede de HABITAT (después de Vancouver y Estambul), se esperaban al menos 35.000 personas. El primer día, a las nueve de la mañana, acreditados y no acreditados estaban en la misma fila, que se extendió hasta el Arco de La Circasiana. No hubo fila preferencial para adultos mayores, embarazadas y discapacitados. Los controles de seguridad y el desorden demoraron más el ingreso.

La programación demandaba una jornada de ocho horas, aproximadamente, intensas y sin descanso. Las salas para Eventos Paralelos, Futuro Urbano, entre otros, ubicadas en el edificio de la CCE, no contaban con ventilación causando malestar en ponentes y participantes.

Algunos eventos que contaban con aforo lleno fueron cancelados sin previo anuncio, como “Medellín, todos recuperamos la seguridad y la convivencia ciudadana”, uno de los más atractivos del jueves 20. Para este último día los equipos de traducción simultánea prácticamente desaparecieron, pero la señal Wifi tuvo su mejor momento.

Algo que no hay que obviar respecto de la organización es que el desempeño de los voluntarios de la ONU no fue lo más competente. Fuera de organizar las filas de ingreso a las charlas, la mayoría de voluntarios no estaba al tanto de los contenidos del evento, ni de la programación, ni de la ubicación de las pilas sanitarias y dispensarios de agua.

Los contenidos

El objetivo fijado fue  fortalecer el compromiso mundial por el desarrollo sostenible mediante la adopción de una Nueva Agenda Urbana (NAU), que permita a los Estados planificar metas y ejecutar estrategias que respondan a los desafíos de una época cada vez más urbanizada. Los Estados miembros de la ONU, parlamentarios, académicos, urbanistas, gobiernos locales, sociedad civil y empresa privada debatieron sobre el cambio climático, la vivienda y el desarrollo urbano sostenible.

El derecho a la ciudad y el derecho a la vivienda fueron dos líneas recurrentes en las exposiciones de Hábitat III. Es importante preguntarse qué es y qué no es el derecho a la ciudad. El concepto se paseó por todo el territorio ONU y atraparlo fue complejo.

En 1968, el filósofo marxista Henri Lefebvre introdujo el concepto y cambió la percepción de la ciudad. La ciudad necesita ser vista como una cuestión clave de la sociedad. Es así que lo urbano toma un papel fundamental y consigue espacio en los debates internacionales. El francés postula que el individuo puede crear una ideología política que le permita cambiar la estructura de la ciudad y reorganizar el territorio, de manera que el hombre se apropie del espacio que hace a su identidad.

En los espacios interactivos de Hábitat III los participantes pudieron escribir qué entienden por derecho a la ciudad y palabras como respeto, seguridad, espacios verdes y reciclaje se repitieron en sus mensajes. En el derecho a la ciudad, la ciudad es un espacio colectivo que pertenece a todos/as sus residentes y debe ofrecer las condiciones necesarias para una vida digna desde un punto de vista social, político, cultural, económico y medioambiental. No se trata del derecho de acceso a lo que ya existe, sino del derecho de cambio.

No hay ciudades sin personas y tampoco personas sin derechos, por esto, al hablar de urbanidad, el derecho a la vivienda es la primera condición.

El derecho a la vivienda

El miércoles 19, en el pabellón de la ONU, en el foro El ‘Shift’: Unidos por la vivienda y los Derechos Humanos, lo primero que se mencionó fue que la vivienda no es una mercancía, sino un derecho. Pero para concebirla como derecho se necesita cambiar de paradigma, se necesitan recursos públicos y participación. No tener un techo no es producto de la conducta individual. Tampoco hay que ver a los desalojos forzosos como subproductos del desarrollo. Personas de India, Uruguay, España, Brasil y Taiwán compartieron ideas y se apuntaron en la iniciativa #maketheshift para reclamar vivienda digna y segura para todos/as.

INFONAVIT es una Institución de Seguridad Social Mexicana. Su propuesta fue expuesta en el marco del foro La medición de la Nueva Agenda Urbana y objetivos del desarrollo sostenible: la Iniciativa de Prosperidad Ciudad, el martes 18. El crecimiento demográfico en México es enorme: el 70% de las ciudades son vivienda. En 2010 había 383 ciudades, para 2030 se prevén 961. Esta institución es una posibilidad que tienen los trabajadores de tener una vivienda digna y mejorar su calidad de vida. INFONAVIT administra el 5% del salario de los trabajadores formales mexicanos; 1 de 4 habitantes tienen una vivienda INFONAVIT.

En este foro también se presentó un informe sobre la prosperidad de 27 ciudades ecuatorianas, realizado por el Centro de Investigación de Políticas Públicas y Territorio de FLACSO. Los resultados señalan que Cuenca, Ambato y Quito están en el límite de prosperidad; esto significa que el tamaño de las ciudades no es igual al grado de prosperidad. Que un reto en la investigación es la definición de ciudad y que es urgente cerrar brechas de desigualdad poniendo énfasis en la educación, la planificación urbana, el ambiente y la movilidad.

El cambio climático

El cambio climático fue otra línea top de la conferencia. La resiliencia urbana es una de las preocupación de la nueva agenda. ¿Cómo enfrentar y cómo recuperarse después de los desastres naturales? En el contexto urbano, la resiliencia es una cualidad del desarrollo sostenible y a la vez es un motor del desarrollo mismo. Se refiere a la habilidad de un sistema de volver a un estado igual o mejorado luego un impacto que haya sufrido. También es el potencial de los individuos, comunidades y ecosistemas de prevenir, absorber, acomodar, y recuperarse de una serie de impactos y amenazas.

La mesa redonda Cambio Climático, Ciudades resilientes a desastres ecológicos sensibles, que contó con la participación Denis Coderre, Alcalde de Montreal, se dedicó a la larga lista de desafíos y oportunidades para la sostenibilidad del medio ambiente. ¿Cómo puede la planificación urbana contribuir a la sostenibilidad del medio ambiente y la resiliencia en las ciudades y los asentamientos humanos? Es inconcebible que un huracán mate a más de 600 personas en Haití y que el humo de cocina cobre cuatro millones de víctimas al año. La resiliencia es resistir física y socialmente; es inversión de las ciudades. Los países deben ser más fuertes ante golpes como ciclones. En la mesa redonda se citó el caso de limpieza de las playas Mombay, como una iniciativa ciudadana que debe reproducirse a gran escala.

La desnutrición en las ciudades

Plantear una nueva agenda urbana no significa concentrarse en el diseño, en la infraestructura, en el manejo del suelo, en la fisionomía de la ciudad. La inseguridad, la violencia y la desnutrición, son algunos problemas que aquejan a las urbes. La Ministra coordinadora de Desarrollo Social, Gabriela Rosero, en el evento El impacto de las inequidades urbanas en la infancia, el lunes 17, señaló que el 29,9% de los niños/as ecuatorianos/as de las zonas urbanas tienen desnutrición crónica. En Quito y Guayaquil persiste la desnutrición en los menores de 5 años. Entonces ¿la ciudad es oportunidad o limitante? Estos datos anotan que el gran desafío es mejorar las políticas de nutrición.

Stefano Fedele, especialista Regional del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, resaltó los beneficios de la lactancia materna y las escasas oportunidades de los niños/as para hacer actividad física en escuelas y comunidades. La alimentación de los niños/as no es un asunto propio de las madres. La comunidad debe integrarse y apoyarlas. La desnutrición no es un tema de salud únicamente; se trata de cambiar hábitos, patrones de consumo, de las decisiones que toma la familia en la mesa.

Inseguridad y violencia

El fortalecimiento del papel de los alcaldes de salvaguardar el derecho de los niños a no sufrir violencia en entornos urbanos fue un foro del tercer día, que se focalizó en las maneras o planes de acción de los municipios para proteger a los niños/as, considerándolos presente de la ciudad. Se habla del alto impacto de la violencia en los derechos humanos: la niñez es víctima de la violencia familiar y de la violencia armada. El 8% de los homicidios son contra niños menores de ocho años.

El reto es crear entornos seguros y acogedores, pues la violencia es palpable. La Agenda Municipal debe priorizar la seguridad de la niñez. El 84% de las muertes violentas ocurren en países que no están en conflicto, en América Latina y el Caribe existen 43 zonas con altos índices de homicidios. La influencia del entorno urbano es enorme: las ciudades que superan el millón de habitantes son más vulnerables a la violencia, y el principal problema es la exclusión infantil. Se espera que las alcaldías actúen como garantes de los derechos de la niñez, pero ¿qué están haciendo?

María Fernanda Pacheco, primera dama de Quito y presidenta del Patronato San José, habló de los programas sociales del Municipio pues la capital ecuatoriana es una ciudad receptora de niños/as. El 47% del trabajo infantil proviene de provincias cercanas. Quito cuenta con 120 centros seguros que acogen a 5500 niños y niñas mientras sus padres trabajan, además se han creado escuelas de fútbol que “le roban tiempo al trabajo infantil”, dice ella, y cree que la participación ciudadana debe ser la médula de estos proyectos.

La ciudadanía debe comprender que dar monedas en la calle es una manera de violencia. Jorge Muñoz, alcalde de Miraflores, Lima, expuso algunos proyectos para proteger a la niñez que se han hecho en este distrito que tiene más de 85 mil habitantes. El Taller Serenitos, por ejemplo, busca crear entre los menores valores como el amor al prójimo y la confianza de denunciar si son víctimas o testigos de algún tipo de maltrato físico o verbal en el hogar, el colegio o en la vía pública. La Paz también estuvo presente en este diálogo a través del alcalde Luis Revilla. El Gobierno Autónomo de La Paz creó el Instituto de la Juventud, un ente donde los jóvenes (menores de 27 años) deciden con la comunidad las políticas urbanas. Y a través del programa Mi primer empleo digno los egresados pueden trabajar en el municipio de la ciudad.

El espacio público

En una ciudad se habla de transporte público, servicios públicos, escuelas públicas, espacio público y mucho más. Así como el derecho a la ciudad, el concepto de espacio público estuvo flotando en Hábitat III. Primero hay que decir que la ciudad no es espacio público. El espacio público es el que da identidad y carácter a la ciudad. Y segundo, aunque el espacio público es gestionado por las autoridades locales, existen “problemas” que lo han deteriorado, disminuyendo la calidad de vida de los ciudadanos.

El miércoles 19, la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (EPMMOP) ofreció un foro sobre el espacio público en Quito. El Chaquiñán, las ciclovías y los cruces seguros son ejemplos que fueron citados como espacios recuperados.

A pesar de las muestras de rechazo a este encuentro y del descontento por parte de varias organizaciones sociales, tanto en este encuentro como en los precedentes, en Vancouver en 1976 y en Estambul, en 1996, Hábitat III en Quito representó una oportunidad para discutir cómo se planifican y gestionan las ciudades y las zonas urbanas, para que sean motores del desarrollo sostenible y puedan tener un rol fundamental en la ejecución de los nuevos objetivos de desarrollo global y sobre cambio climático. También significaron una oportunidad para que la ciudadanía se involucre en la toma de decisiones.

El aforo lleno demuestra el enorme interés de la ciudadanía por la planificación. El foro El ‘Shift’: Unidos por la vivienda y los Derechos Humanos, es muestra de que estas convocatorias logran reunir voces de los cinco continentes. Este evento, a diferencia de la gran mayoría, no fue un foro para escuchar datos alarmantes, informes académicos y posibles soluciones; los participantes compartieron experiencias e ideas reales, desde lo que es factible hacer en cada ciudad para garantizar el derecho a la vivienda.

De HABITAT III a la vida real

Hábitat III marcó sus prioridades en la nueva agenda urbana: ciudades compactas y mejor planificadas, reacciones frente al cambio climático, salud, espacio público, aumento y mantenimiento de las zonas verdes, inclusión en todos los niveles, lucha contra la desigualdad, regulación de asentamientos informales, de desalojos forzosos y de la urbanización, y garantía del derecho a la ciudad.

Pero para que se dé un cambio, en este contexto, hacen faltan dos cosas: voluntad y dinero, mejor dicho, políticas públicas y recursos. Para fijar una nueva agenda a partir de lo establecido en Estambul hace 20 años, no es suficiente organizar una mega conferencia donde se exponen resultados de investigaciones académicas, los proyectos que se están ejecutando en las urbes y las intenciones de varias organizaciones.

Lo que se planteó en Quito es simple: el futuro urbano deberá basarse en el derecho a la ciudad. Por supuesto que en cada ciudadano recae algo de la responsabilidad para realizar estos cambios. Ahora, si no hay voluntad política ni dinero asignado por parte de autoridades y organismos, lo que fue discutido en esta conferencia se consumirá en las buenas intenciones de los expertos y en los deseos de la ciudadanía.

The Guardian señala que “el problema es que las ciudades están infrafinanciadas. En España, por ejemplo, los ayuntamientos solo tenemos acceso al 13% del total de los ingresos públicos, que es muy bajo cuando tenemos que dar respuesta inmediata a todos los problemas cotidianos de educación, salud, movilidad y desigualdad”.

Para reivindicar el derecho a la ciudad es necesario transformar políticas. Es legítimo reconocer que se han dado pasos importantes, como el hecho de que el derecho a la ciudad aparezca en la declaración de la ONU, a pesar de que Estados Unidos y China se opusieron.

Tendremos que estar atentos a los acuerdos que se firmen a partir de ahora, de los compromisos que se fijen y de cómo se lleven a la realidad esas soluciones planeadas para mejor nuestras ciudades.