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El mural de Camilo

Camilo Egas, precursor del movimiento indigenista en la plástica ecuatoriana, fue uno de los más altos referentes del arte ecuatoriano de mediados del siglo pasado. Sin embargo, como en muchos casos similares, sus obras no fueron tratadas por el Estado de acuerdo con su valor patrimonial. Este es el caso de un mural de Egas que sobrevive en Nueva York y de aquellos que desaparecieron para siempre.

Fotograma del documental El mural, de Daniela Merino.

Por Marco Pareja / @marcoalejop

Es interesante cómo la proyección de un documental en el contexto del festival Encuentros del Otro Cine (EDOC) puede provocar reacciones entre el público, la obra y el realizador. Hay que detenerse a pensar si en el momento en que aparecen los créditos ya ha sido suficiente con lo que vimos o si es indispensable el conversatorio que viene después. ¡Sí! La charla con Daniela Merino, directora del corto-documental El Mural, fue un complemento necesario que sumó, y mucho, a la proyección de su obra.

El documental nos cuenta algo de la vida de Camilo Egas (Quito, 1889-Nueva York, 1962), destacado pintor ecuatoriano considerado una de las figuras más importantes y precursoras del indigenismo. Camilo emigró a Nueva York en los años 20, fue profesor y director del departamento de Arte de la New School for Social Research desde 1935 hasta su muerte. Y es precisamente para esta institución que Camilo Egas pintó un mural titulado Festival Ecuatoriano, el cual fue ubicado en la parte baja del nuevo edificio de la escuela, donde funcionaba el estudio de baile. Otros dos murales fueron encargados a José Celemente Orozco, amigo personal de Egas, y a Thomas Hart Benton respectivamente.  

tomado de www.newschool.eduEl Mural, además de ser una apología sobre Camilo Egas y Festival Ecuatoriano en particular, trata también sobre cómo esta obra estuvo a punto de desaparecer para quedar completamente en el olvido. Este hecho –tema principal del documental– aparece hacia el final, de manera casi fugaz y un tanto forzada. Se convierte casi en una anécdota dentro del documental. De hecho, es una anécdota muy personal para la directora, quien estudió en esta misma escuela y fue allí donde se enteró de que Camilo Egas –coterráneo suyo– paseó por los mismos pasillos por los cuales ella también anduvo. Sin duda es un hecho romántico, casual. Daniela no podía darse el lujo de guardar silencio y echó manos a la obra con lo que tenía a su alcance. Hay una necesidad en el cortometraje de rescatar y hacer respetar esa historia que nos pertenece, de alguna manera, a todos. Es precisamente esto lo que hace de El Mural un trabajo tremendamente necesario, pues pone sobre el tapete de un modo novedoso a Camilo Egas y así nos invita a redescubrirlo. Daniela cuenta que el primer material que grabó fue la restauración del mural que poco a poco recuperaba, a través de los colores y texturas, su propia vida y su grandeza, luego de varios años de olvido y encierro. Este momento le impactó profundamente y fue la chispa que dio origen al documental.

La proyección terminó. Entre el público, alguien que en su niñez conoció a Camilo Egas porque su padre fue alumno de él, pidió la palabra. «Recuerdo sus facciones», dijo el hombre, entre lágrimas. Al final de su intervención nos enteramos de que Camilo había pintado 7 murales, de los cuales solamente uno se conserva hoy. Daniela contó que todos los murales de Egas tuvieron un trágico final. El hombre le dio la razón y narró la historia que asegura que un mural que Camilo Egas habría creado junto a Eduardo Kingman y Bolívar Mena Franco para el pabellón ecuatoriano de la Feria Mundial de Nueva York en 1939, fue demolido junto a todo el recinto donde se desarrolló la feria, ante la impavidez, ignorancia y desinterés de los funcionarios del gobierno ecuatoriano de ese entonces. Lo sucedido, créanme, parece sacado de una novela epistolar y merece sin duda, su documental a parte. Aquel error del pasado nos ha privado de una obra inmensa y emblemática.

El Mural nos deja más dudas que respuestas; anécdotas, cuestionamientos profundos y necesarios. El documental no terminó cuando aparecieron los créditos. Apenas ahí empezó a deshilvanarse un hecho que bien merece nuestra atención. Ante una pregunta del público, Daniela confesó que le habría encantado hacer un largometraje sobre todos esos murales de Camilo Egas que ya no existen y que nunca volveremos a ver. Con ellos se ha ido parte importante de nuestro arte, de nuestra historia y sobre todo, de eso que damos en llamar nuestra identidad.


Ficha técnica:

Título: El Mural.

Director: Daniela Merino.

País: Ecuador.

Año: 2016.

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