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La tristeza de James Rodríguez

No es extraño que un jugador se queme en el banquillo del Madrid. Lo que es extraño (y triste) es que un jugador a los 25 años decida quemarse en el banquillo del Madrid. ¿Qué está pasando con James Rodríguez? ¿Qué piensa de él Zidane?

Fotografía que el expresidente colombiano Andrés Pastrana compartió en su cuenta de Twitter, junto a James Rodríguez y a Álvaro Uribe.

Por Anaís Madrid / @anaistamara

Es el minuto 87 y James Rodríguez está a punto de cobrar un tiro libre. Supera la barrera pero sale desviado a la izquierda de Serantes. Poco importa porque el Madrid sigue invicto en la Liga Española aunque haga malos partidos. Después de jugar 22 minutos, James Rodríguez sale de la cancha, pavoneándose, con la satisfacción de seguir siendo puntero en la tabla y porque esta vez Zidane pensó en él. Desde el palco del Bernabéu, bien enternados lo observan dos de sus fans coterráneos, Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, invitados ilustres de Florentino Pérez. No pierden la oportunidad para pedirle al cucuteño una foto y publicarla en las redes sociales.

James Rodríguez se ubica en el medio y los abraza muy sonriente, digamos que por los tres goles que su equipo acaba de anotarle al Leganés. La foto es la respuesta que muchas personas estaban esperando después de pedirle al #10 que se manifestara por el SI a La Paz en el plebiscito. Los líderes de las FARC dijeron que James es un zurdo que patea con la derecha. Ciertamente, este gesto complica más la situación que vive en Valdebebas.

Debe ser muy difícil despedirse del Real Madrid. Y aunque James sonría en las fotos, su tristeza es evidente. La era Zidane ha sido un trancazo enorme, que para un jugador tan joven, supone una caída casi irreparable. ¿Qué le queda después del Real Madrid? O peor aún, ¿qué le queda si sigue en el Real Madrid? Primero hay que decir que su volea en el Maracaná contra Uruguay, en el Mundial 2014, le valió el salto de la liga francesa a la española. Y segundo, que el colombiano ha tenido suficientes oportunidades para perpetuar la titularidad en el equipo con tres técnicos diferentes.

Después de Gareth Bale y Cristiano Ronaldo, James Rodríguez es el fichaje más caro de la historia del equipo español. Por cierto, fichaje criticado por algunos periodistas españoles quienes alegaron que James solo tuvo un buen mundial pero que no es un goleador. En Colombia, y en toda la región sudaca, James fue vanagloriado porque jugaría con el 10 en la espalda junto a Cristiano Ronaldo. Se convirtió en la figura más mediática e influyente de ese país. En marzo de 2013, el presidente Juan Manuel Santos anunció que el futbolista participaría en un seminario sobre fútbol y paz en Cartagena. El señor Uribe dijo que Santos estaba usando a James para vender su proceso de paz. Lo que nadie sabía era que James encabezaría la lista de las celebridades colombianas que se callaron por el acuerdo de paz.

El 22 de julio de 2014, fue presentado ante 45 000 hinchas en el Santiago Bernabéu con la promesa de “hacer historia en el mejor equipo del mundo”. El sueño era real y arrancó con la creatividad y lucidez que prometía desde Brasil 2014. La primera temporada, con Ancelotti, anotó 17 goles y fue citado en el once ideal de la Primera División de España por ser el mediocampista más goleador y asistidor. Parecía que James podría suplir a Oezil y Di María, que podría con el número de su camiseta. En la segunda temporada, marcada por una descompensación sin recatos en el equipo llamada Rafa Benítez, anotó ochos goles en 32 partidos. El Real Madrid no ganó nada en 2015 y no vería la superficie hasta el cambio de director técnico.

En lo que va del 2016, con Zidane a la cabeza, James ha jugado nueve partidos y solo tres como titular, uno de esos fue el derbi, en febrero. La suplencia del colombiano otra vez divide a la prensa española y a la prensa latina. En España dicen que no ha completado ningún entrenamiento y que está totalmente desmotivado, es decir, James no merece lugar en el once inicial, el equipo no lo necesita; y puede ser cierto, porque sin él consiguió la Undécima y hoy es líder invicto en Liga. Y por aquí se habla de la predisposición del técnico a ignorarlo en la plantilla, es decir, hay algo personal que Zidane hasta ahora no sabe explicar.

Basta con ver el inicio de la temporada 2016-2017 para confirmar que James es el suplente de los suplentes. Para Zidane están primero Isco, Lucas Vásquez, Asensio, incluso Mariano. Puede ser que Zidane solo prefiera a los españoles o que ya no confíe en él. Ni la lesión de Gareth Bale supone oportunidad para James. Pero también basta con ver el estreno de Zizou en el primer equipo para confirmar que es un técnico que sabe lo que hace: del Castilla a ganar la Champions hay mucho trecho. “Quiero jugar más pero hay alguien que manda siempre y dice quién juega y quién no, hay que respetar todo eso”, le dijo el jugador a RCN Televisión.

La situación se enfría aún más porque Zidane se molesta cuando le dicen que James no juega. Si la prensa le pregunta por la situación del número 10 responde generalizando o dando falsas esperanzas: “James es importante. Igual que todos”, “Tendrá más minutos”. Es un cuento que se empieza a calentar (¿o ya está hirviendo?) como el de Mourinho y Casillas; y que en un momento, parte de la hinchada se podría volcar contra el jugador, obligándolo a salir por la puerta de atrás.

Por primera vez en mucho tiempo, el Madrid juega con 22 jugadores; y James es el número 20. Pero para sobrellevar su penumbra diaria en Valdebebas, tiene a la Selección de Colombia, donde es capitán, juega todos los partidos y puede bailar el Ras tas tas a sus anchas. Aunque en las entrevistas desmiente una mala relación con Zidane y repite que es muy feliz en Madrid, sus gestos y actitudes reflejan esa desmotivación de la que habla la prensa española. Está cabizbajo y, a veces, se lo nota molesto. Después del Clásico en el Camp Nou, donde ni siquiera calentó, intentó curarse entrenando a oscuras y completamente solo.

No es extraño que un jugador se queme en el banquillo del Madrid. Lo que es extraño (y triste) es que un jugador a los 25 años decida quemarse en el banquillo del Madrid. James no tiene problemas con posar junto a Uribe un mes después de que Colombia le dijera NO a la paz. Pero sí tiene problemas con terminar con un equipo donde ya sabe que no tiene lugar. Hoy solo quiere llegar a casa y abrazar a su hija.